El Athletic triplica su poder goleador

Tal vez la mejor explicación de lo que ha pasado la dio Raúl García después de la victoria ante el Getafe. No lo hizo con el ánimo de denunciar la etapa anterior, sino simplemente verbalizó una realidad. Hasta puede entenderse como una autocrítica hacia lo que definió como un apalancamiento. «Todos sabemos que cuando hay cambios la gente aprieta más. Nosotros mismos tenemos que reconocer que, entre comillas, te vas acomodando cuando llevas mucho tiempo con alguien». Esta reflexión es vital para concluir que la plantilla lo había dado todo con Gaizka Garitano y que necesitaba otros estímulos para evolucionar.

Casi todos los indicadores avalan la transformación del Athletic. Se ha producido un cambio importante en cuanto a los números, pero sobre todo a la hora de cómo afrontar los partidos. El equipo va a por ellos, asume ciertos riesgos en beneficio del ataque, reacciona si le golpean y pisa con frecuencia el suelo enemigo. Es justo esta modificación del pensamiento, que ha pasado de la protección a una actitud ofensiva, la que ha permitido a los rojiblancos salir de su indefinición como grupo. Sabe lo que quiere, cómo lo quiere y cuándo lo quiere. En cinco encuentros con Marcelino, los bilbaínos han marcado 14 goles, lo que se traduce en una media de 2,8 por compromiso. Con Garitano, el promedio era de 1,1. Y también la eficacia aumenta: ahora necesita 3,5 remates para marcar, mientras que antes precisaba de casi diez (9,8) para convertirlos en acierto.

Con la llegada Marcelino, los jugadores han despertado de su letargo y han afilado su ambición. Poco tiempo ha tenido el asturiano para modificar los esquemas, modelar el equipo y dotarlo de un sello propio, asumido y compartido por todos. Así que la explosión futbolística se explica sobre todo, además de por el ascendente del de Villaviciosa, por la motivación y las ganas de agradar al nuevo míster. El Athletic hizo dos goles al Madrid, cinco al Barcelona en los dos encuentros correspondientes a la Liga y la Supercopa, un par de ellos al Ibiza y cinco al Getafe. Su productividad ofensiva se ha vuelto asombrosa, sobre todo si se tiene en cuenta que se viene de un período en el que apenas se anotaba poco más de un tanto por encuentro. Curiosamente, el Athletic de Garitano remataba más -10,8 lanzamientos por duelo por los 9,8 actuales-, pero el de ahora es más efectivo y además tira más entre los tres palos (4,4 por los 3,2 anteriores). Eso sí, encaja más (1,6 por 1,1), pero lo compensa arriba con goles.

El cambio ha sido sobre todo anímico y de actitud. Todo el mundo aprieta, muerde y aporta desde la titularidad o saliendo del banquillo. Los futbolistas han dado un paso adelante, con Muniain, Raúl García, Williams, De Marcos y Dani García como los máximos exponentes de esta tendencia. También ha aparecido el olvidado Balenziaga, ahora lesionado, y hasta marca Yeray. Y luego está la fe del equipo en sus propias posibilidades. Otro cambio a nivel mental que ha fortalecido al grupo y le ha permitido sentirse poderoso.

Un dato: en dos años con Garitano, el Athletic ha remontado un marcador adverso tres veces -Girona, Levante y Sevilla-; con Marcelino, lo ha hecho ante Barcelona, Ibiza y Getafe en 19 días. Antes se caía con un poco de viento, ahora hace falta un tornado para derribarle. Aún es pronto para saber cómo responderán los rojiblancos más adelante, en la adversidad, cuando toque pasarlo mal, pero desde luego están en el camino correcto. Sus números y la puesta en escena les avalan.