Athletic 1-0 Real Sociedad
El Athletic lleva el derbi a donde le convieneEl equipo de Valverde impone en la primera parte su fútbol intenso y vertical ante una Real sin profundidad alguna y vuelve al camino de la victoria después de tres empates consecutivos en Liga
En los derbis sólo existe el objetivo de ganar y el Athletic lo cumplió este domingo con todo merecimiento. No es que hiciera demasiados méritos, ... la verdad, pero sin duda fueron muchos más que una Real plana y sin mordiente, incapaz de quebrar el duro espinazo de los rojiblancos, que apenas sufrieron durante los noventa minutos y supieron hacer bueno un gol de Sancet a los 25 minutos. Está visto que a los de Valverde se les dan bien los regresos tras los parones de Liga. Reaparecen frescos y vibrantes. Ayer volvieron a demostrarlo con una victoria que rompe su mala racha de tres empates consecutivos en Liga y les asienta en la zona noble de la tabla.
Athletic
Agirrezabala; De Marcos, Vivián, Yeray, Yuri; Prados (Jauregizar, m.60), Galarreta (Herrera, m.77); Iñaki (Berenguer, m.77), Sancet (Unai, m.70), Nico; y Djaló (Guruzeta, m.60).
1
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Real Sociedad
Remiro; Aranburu (Elustondo, m.84), Zubeldia, Aguerd, Javi López (Aihen, m.75); Zubimendi, Sucic, Sergio Gómez; Kubo (Brais, m.60), Oyarzabal y Barrenetxea (Becker, m.60).
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Gol: 1-0, m.26: Sancet.
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Árbitro: Gil Manzano (Colegio Extremeño). Amonestó a Yuri, Galarreta, Prados, Sucic, Javi López, Aguerd y Zubeldia.
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Incidencias: 50.719 espectadores en San Mamés.
La Real queda ahora a cinco puntos, una diferencia que no significa demasiado pensando en el futuro, es cierto, pero sí a la hora de valorar el nivel que están ofreciendo dos equipos que juegan en Europa. El Athletic está compitiendo mejor y lo demostró en un partido que tampoco pasará a la historia de los derbis. Y si lo hace estará en los anales de los un poco indigestos. Descontando tres buenas rachas de fútbol vertical de los rojiblancos en la primera parte, el resto fue un pulso agreste, rebosante de imprecisiones y disputas. La verdad es que se acabó haciendo largo al público de San Mamés, que en la segunda parte no pudo evitar una cierta inquietud. Y no porque la Real diera miedo –sólo lo hizo en una llegada de Zubimendi en el minuto 59 que remató forzado fuera– sino porque el marcador era muy corto y el equipo ya se ha llevado sustos desagradables en situaciones así. Contra el Sevilla, por ejemplo.
Con la única excepción de Yeray por Paredes, Valverde apostó por el mismo once que eligió para enfrentarse al Betis en su último partido en casa. El técnico rojiblanco estaba convencido de que el camino a seguir era el mismo que aquel día en el que su equipo fabricó hasta una docena de ocasiones muy claras. Que todas salvo una las despilfarrase era otra historia. Lo importante era repetir aquel guion, basado en un ritmo trepidante desde el pitido inicial, tanto para presionar como para mover la pelota con la mayor verticalidad posible, casi siempre buscando las bandas. Sus pupilos lo hicieron de entrada y San Mamés agradeció el fútbol rock and roll que proponía su equipo.
Sancet, que marcó el gol de la victoria y dio una asistencia que desperdició Prados, fue el mejor
La Real tuvo que tirar de su reconocido oficio defensivo para aguantar como buenamente podía las embestidas de su rival mientras intentaba proponer un partido completamente distinto al del Athletic, más pausado y tranquilo. Frente a los rugidos de los leones, en fin, la voz suave y melodiosa de un 'crooner'. Se trata de un tipo de batalla conceptual que rojiblancos y txuriurdines ya han librado más veces. Y que últimamente no suele ser positiva para los segundos.
Domar a los de Valverde cuando se ponen a galopar es muy complicado. Para conseguirlo hace falta jugar con la tensión muy alta y encima bordarlo con el balón. Y eso no es nada fácil. Se necesita ser muy brillante y la tropa de Imanol estuvo muy lejos de serlo desde el principio. Sólo Zubimendi daba un poco de luz en el entrejuego. El resto iba y venía sin mayor intensidad o directamente deambulaba, como Oyarzabal. Así que no es extraño que el técnico de Orio dijera en la sala de prensa que en el minuto 25 les hubiera cambiado a todos.
Los rojiblancos estuvieron muy serios en defensa todo el partido con Yeray rayando a gran altura
En ese momento, el Athletic acababa de adelantarse en el marcador tras una jugada larga. Comenzó con un centro magnífico de De Marcos que Prados remató fatal. El balón se fue hacia la esquina. Nico Williams lo recuperó y, tras combinar con el propio Prados, picó un gran centro al segundo palo. Sancet voló por encima de Javi López y cabeceó a la red. El gol hacía justicia a un Athletic superior, aunque tampoco muy lúcido en sus acciones de ataque.
Iñaki Williams jugó uno de sus peores partidos de la temporada, Nico apareció con cuentagotas y Djaló, que inquietó a Remiro con un buen desmarque y un disparo en el minuto 17, volvió a caer en la grisura y a dejar la incógnita de si es toro o torero. Al menos, en ataque. Defendiendo, el chaval se aplicó a conciencia, lo mismo que Sancet y los dos medios centros.
Encarrilado
El Athletic pudo dejar bien encarrilado el derbi a poco de comenzar la segunda parte. Sancet entró por la derecha y puso a Prados uno de esos balones que, si uno los mira bien, llevan pegado un lacito porque son un regalo. Sin embargo, el remate del medio centro navarro desde el punto de penalti fue defectuoso y acabó en las manos de Remiro. Una pena porque fue la última ocasión digna de tal nombre que fabricaron los rojiblancos, que se pasaron la segunda parte con el pico y la pala. Los dos entrenadores tiraron de banquillo y a la hora de juego salieron Jauregizar y Guruzeta por Prados y Djaló, y Becker y Brais por Kubo y Barrene. Pero en el fondo nada cambio. El Athletic, con Yeray en una gran versión, se defendió con solvencia y apenas tuvo razones para inquietarse ante una Real gaseosa que por no hacer no hizo ni faltas.
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