Athletic 3-1 Qarabag
El Athletic respira con una victoria obligadaLos rojiblancos siguen vivos en la Champions tras llevarse un partido loco en el que remontaron con dos goles de Guruzeta y otro de Navarro a un Qarabag que se adelantó a los 48 segundos
La victoria era obligada para seguir con vida en la Champions y el Athletic la consiguió remontando uno de los partidos más disparatados que se ... recuerdan en San Mamés. El disparate lo provocó un Qarabag que se adelantó en el primer minuto y, a partir de ahí, poco a poco comenzó a descubrirse como un equipo desastroso en defensa, una especie de escuadrón suicida que, si no se llevó una goleada de escándalo, fue porque el equipo de Valverde también linda con el desastre a la hora de aprovechar sus ocasiones. Las tuvo de todos los colores, hasta una docena bien claras, pero lo cierto es que no respiró tranquilo hasta que, en el minuto 88, justo después de que Berchiche salvara bajo palos lo que hubiera sido el 2-2, Guruzeta firmó el 3-1 definitivo con una volea soberbia.
Athletic
Unai Simón; Gorosabel (Areso, m.64), Paredes, Laporte, Yuri; Jauregizar, Rego (Galarreta, m.64); Iñaki Williams (Berenguer, m.38), Sancet (Vesga, m.81), Nico Williams (Robert Navarro, m.64); y Guruzeta.
3
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1
Qarabag
Kochalski; Matheus Silva (Bolt, m.79), Bahlul Mustafazada, Kevin Medina, Cafarquliyev; Pedro Bicalho (Jankovic, m.56), Kady; Camilo Durán (Kashchuk, m.67), Leandro Andrade (Addai, m.56), Zoubir; y Akhundzade (Bayramov, m.67).
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Goles 0-1, m.1: Leandro Andrade. 1-1, m.40: Guruzeta. 2-1, m.70: Robert Navarro. 3-1, m.88: Guruzeta.
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Árbitro Igor Pajac (Croacia). No mostró ninguna tarjeta.
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Incidencias: 50.741 espectadores, entre ellos unos 500 seguidores visitante
El suspiro de alivio tras ese gol, el segundo del delantero donostiarra, tuvo que escucharse hasta en Armintza. O más lejos. Y es que no sólo se trataba de que el Athletic sumase tres puntos imprescindibles sino de que evitaba lo que hubiera sido un soponcio. Es lo que hubiera provocado en la moral y la autoestima del equipo y de la afición no ganar a un equipo como el azerí, cuyos futbolistas se dedicaron a pegarse tiros en el pie mutuamente y a facilitar el juego ofensivo del rival con pérdidas constantes, algunas de ellas casi cómicas a pocos metros de su área. Vamos, que una cosa es perder contra el Arsenal o el Borussia Dortmund y otra no ganarle al Qarabag, al menos al Qarabag que se vio ayer en San Mamés.
Que la tropa de Gurbanov diera tantas facilidades no impide, sin embargo, hacer una valoración ponderada de los jugadores de Valverde, sobre todo de los que estaban más señalados en estos tiempos de sequía goleadora, es decir, de los que componen el frente de ataque. Ayer el técnico rojiblanco, que estuvo muy comedido y sólo se atrevió con dos rotaciones –Gorosabel por Areso y Rego por Ruiz de Galarreta– apostó por Sancet, los hermanos Williams y Guruzeta, el cuarteto titular de hace dos temporadas.
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Todos ellos se examinaban y lo cierto es que sacaron una nota muy diferente. A Iñaki Williams no se le vio hasta que se marchó lesionado en el minuto 35. Aunque falló varias ocasiones, Guruzeta marcó dos goles, lo que en este Athletic reseco es casi una heroicidad. Sancet, por su parte, estuvo tan activo como fallón. De haber estado fino, se podría haber hinchado ante una defensa desordenada como pocas. Viendo cómo se posicionaban los cuatro zagueros uno llegaba a la conclusión de que no es que tirasen mal la línea sino que habían decidido prescindir de ella en favor de las curvas y los meandros.
El Qarabag dispone de buenos peloteros pero demostró ser un desastre en defensa
Y queda Nico, que fue directamente la mala noticia de la noche. No pudo hacerlo peor la estrella rojiblanca, que tuvo que escuchar bastantes pitos cuando fue sustituido en el minuto 65 por Robert Navarro. Que el catalán marcara el 2-1, un verdadero golazo, cinco minutos después de saltar al campo no dejó tampoco en buen lugar al pequeño de los Williams, que no está ni de lejos a su nivel. Pocas veces se le ha visto menos desequilibrante y más ofuscado.
Una locura
El partido, divertido como una función de circo, comenzó con uno de esos goles que hacen pensar en lo duro e ingrato que puede ser a veces el oficio de entrenador, cuidando todos los detalles y devanándose los sesos para elegir la mejor estrategia y acertar con el once correcto para que luego te metan un gol a los 48 segundos y todo tu trabajo salte por los aires. Esta es la sensación que tuvo que tener Valverde cuando, tras una saque de banda provocado por una floritura tonta de Nico Willimas, un mal despeje de Paredes dentro del área rebotó en Laporte. El balón le quedó franco a Andrade, que fusiló a Unai Simón. El gol dejó San Mamés en un estado de estupefacción, como si fuera una broma de mal gusto. Ese efecto desagradable se prolongó alrededor de diez minutos durante los cuales los leones no supieron bien por dónde les daba el aire. Cuando en el minuto 9 los azeríes volvieron a llegar con peligro en una contra y Silva dio un buen susto a Simón, nadie sabía realmente dónde estaba el partido. Ahora bien, por si acaso muchos hinchas del Athletic se santiguaron.
Fue una falsa alarma. El Qarabag perdió muy rápido su atrevimiento inicial y se metió en su campo para defender el 0-1. Ese era el mensaje de Kochalski cada vez que tenía que sacar de puerta y se demoraba todo el tiempo posible. Pues bien, resultó ser un mensaje letal porque, si algo no saben los peloteros de Garbanov, es defender. Al Athletic le bastó con apretar más fuerte las tuercas de la presión para robar un montón de balones y encontrar espacios de sobra para entrar al área rival. Las ocasiones se fueron sucediendo. La primera, en el minuto 10, fue de Sancet, al que le salió un remate horrible tras un buen pase de Rego. Luego llegarían otras de Guruzeta, dos más del propio Sancet, otras dos de Nico Williams...
Robert Navarro hizo un golazo, el 2-1, cinco minutos después de salir por Nico Williams
El desperdicio era estremecedor y San Mamés comenzó a inquietarse. De ahí que celebrara a lo grande el empate de Guruzeta, que bien asistido por Jauregizar pudo plantarse solo delante de Kochalski. Los dos laterales estaban en Babia y habilitaron al delantero rojiblanco. Como tras el descanso todo siguió igual y el desperdicio de ocasiones se prolongó –Paredes tuvo una casi debajo de los tres palos– más de uno se temió lo peor. Sin embargo, la sangre no llegó al río. Robert Navarro se coronó con un golazo y el Athletic defendió su renta sin mayores agobios. Descontando, eso sí, el susto morrocotudo que dio Kashchuk y salvó Berchiche, justo antes de que Guruzeta llevara la tranquilidad a los intrépidos corazones rojiblancos.
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