Athletic 1-0 Las Palmas

Unai Gómez se doctora en el último suspiro

Cuando un equipo está en una buena racha, además, hasta la fortuna, siempre caprichosa, se pone de su parte en caso de duda. Al Athletic le sucedió algo así. Su victoria fue merecida y sólo la actuación espectacular de Álvaro Valles, que entre otras cosas paró un penalti a Guruzeta en el minuto 40, impidió que el gol llegara antes, pero hubo momentos puntuales, inquietantes, en los que la suerte se puso de su parte.

Martínez Munuera, por ejemplo, se podía haber ratificado perfectamente en su decisión de considerar penalti la entrada con carga de Paredes a Marvin en el minuto 28. Lo raro, de hecho, es que Jaime Latre, que estaba en el VAR, entrara en esa jugada cuando sólo puede hacerlo en errores claros del árbitro.

De la misma manera, con un poco de mala suerte la jugada final del gol de Unai Gómez la hubiera detenido el colegiado señalando una faltita previa a Sandro. No lo fue, pero si estás en una mala racha te la pitan seguro.

El Athletic salió con el mismo once que en la jornada anterior, una decisión que pudo sorprender un poco -por la nueva suplencia de Vesga, más que nada-, pero tampoco mucho ya que Valverde tiene muy claro esta temporada que lo que funciona no se toca, salvo que no haya otro remedio. 'Quae opera non tangitur', dirá cualquier día de estos , recreándose con el latinajo en la sala de prensa, el técnico rojiblanco. Era muy lógico, por otro lado, su deseo de repetir la exhibición del sábado ante el Atlético. Desde los primeros minutos, sin embargo, se vio que el choque iba a discurrir por otros derroteros. Iba a ser distinto el rival, una UD Las Palmas competitiva, con las ideas muy claras y buenos peloteros, aunque sin punch. E iba a ser diferente el propio Athletic, con Herrera y Prados desconectados y Sancet embarullado y sin saber bien qué hacer, cómo librarse de un Perrone que, con la colaboración de Loiodice, fue el mejor futbolista sobre el campo en la primera parte.

El caso es que el duelo se igualó desde el pitido inicial, lo que hablaba muy bien del equipo de García Pimienta. No es fácil frenar al Athletic de Valverde, salir vivo de la presión adelantada tan asfixiante que pone en práctica, pero los canarios supieron hacerlo con mucha personalidad. Aunque les costaba dar profundidad a su juego, muy inclinado a la derecha, a la banda de Marvin, se movían bien y todo lo hacían con sentido, más allá de algunas imprecisiones. Al Athletic le costaba jugar más que otras veces, pero ya se sabe que su capacidad de insistencia es formidable, un arma realmente poderosa. Iñaki Williams tuvo la primera ocasión clara del partido en el minuto 14, pero Álvaro Valles detuvo sin problemas su toque picado. También a Guruzeta se le escapó un remate a pase de Berchiche que hubiera sido válido porque el balón no se le fue del todo por la línea de fondo al lateral de Zarautz. No fue el día del delantero donostiarra, que no pudo aprovechar un regalo de Araujo en forma de agarrón absurdo que supuso un penalti. Álvaro Valles comenzaba a lucirse en esa pena máxima y continuó haciéndolo en toda la segunda parte.

Las cosas cambiaron tras el descanso. La UD Las Palmas, un equipo vistoso y solidario pero con pegada de peso pluma, tuvo diez minutos muy buenos en los que merodeó con peligro el área de Simón. Luego, poco a poco, se fue desfondando. El Athletic, por el contrario, fue a más. Valverde acertó con los cambios. Vesga y Berenguer entraron por Herrera y Guruzeta, que tuvieron una mala noche. Eso fue en el minuto 56.

La sustitución decisiva, sin embargo, se produjo diez minutos después. Unai Gómez entró en un lugar de un Sancet en su peor versión, la imprecisa y errática, y su impacto en el partido fue mucho mayor del que cualquiera podía sospechar.

Rápido, impetuoso y, sobre todo, muy vertical, el bermeotarra agitó el juego de ataque del Athletic y la UD Las Palmas decidió plegar velas, como si ya no pudiera dar más de sí, como si se sintiera incapaz, sin fuerzas -más allá de un disparo de Sandro muy bien parado por Simón- para mantener el pulso con su rival a campo abierto. Las llegadas de los rojiblancos, con Iñaki Williams por dentro tras la marcha de Guruzeta, comenzaron a ser un examen continuo para Álvaro Valles, que en el minuto 57 ya había sacado un balón increíble a Berenguer.

Y lo cierto es que el guardameta sevillano los fue aprobando todos con sobresaliente. Al final, sin embargo, el cántaro fue tanto a la fuente que el Athletic, monumento andante a la perseverancia, logró por fin el gol que mereció, el que le sirve para firmar el mejor arranque de los últimos 40 años.