
Al Athletic le espera una gran batalla
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Pese a lo que algunos parecen creer por su mala temporada, el United es un gran rival que exigirá a los rojiblancos su mejor versiónSecciones
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Pese a lo que algunos parecen creer por su mala temporada, el United es un gran rival que exigirá a los rojiblancos su mejor versiónNo se trata de alarmar a nadie sino de poner las cosas en su sitio señalando una obviedad que algunos se empeñan en olvidar e ... incluso en desmentir, quién sabe si por desconocimiento o por un absurdo complejo de superioridad: el Manchester United es un gran equipo que obligará al Athletic a dar lo mejor de sí mismo. O dicho de otro modo: se acerca una semifinal durísima, de una gran exigencia para los dos contendientes. Que nadie se lleve a engaño traduciendo directamente la clasificación de los dos equipos en sus respectivas ligas -el flamante cuarto puesto del Athletic y el fúnebre decimocuarto del United- con el nivel real de ambos equipos.
246 millones
ha invertido el United en fichajes. Y ha sacado 103 en ventas.
14º puesto
de los 'red devils' en la clasificacion de la Premier League.
Esta circunstancia sólo tiene significado a la hora de valorar el rendimiento general de los leones y los 'red devils' durante esta temporada. Frente a la enorme regularidad de los primeros, impresionante en el curso de su regreso a Europa, los tropezones constantes de los segundos, que a mediados de enero empujaron a su entrenador, Rubén Amorim, a hacer un ejercicio de autocrítica tan noble como sangrante. La verdad es que hay que tener mucho cuajo para, siendo un técnico joven que con su llegada a Old Trafford tras su brillante paso por el Sporting cumplía uno de los sueños de su vida, dejarse de milongas y decir que el suyo era el peor equipo de la historia del United.
En realidad, el técnico lisboeta exageraba. Lo suyo fue una especie de penitencia flagelándose delante de los periodistas por la triste deriva que había sufrido un equipo que el pasado verano tuvo que reinventarse tras acometer una de las reconversiones más profundas que se recuerdan en una plantilla. En el United estuvo a punto de no quedar ni el utillero. El octavo puesto en la Premier disgustó profundamente a los propietarios del club, a quienes ni siquiera les alivió la fantástica sorpresa de ganar la FA Cup batiendo en la final al City, que en la Liga le había sacando 31 puntos. Cesaron a Ten Hag, contrataron a Amorim, compraron o recuperaron un total de quince futbolistas y vendieron o dejaron ir a otros tantos, a algunos más en realidad. Tras todas estas operaciones -246 millones en compras por 103 en ventas-, quedó una inversión realizada de 143 millones.
Nunca es fácil construir un equipo casi completamente nuevo y ponerlo en el carril adecuado para que corra mucho en una Liga tan potente como la inglesa. Yoro, Ugarte, De Ligt, Zirkzee, Dorgu, Mazraoui o el jovencísimo Ayden Heaven podían ser buenos fichajes, pero había que conjuntarlos. Y había que hacerlo dentro de un grupo que se había desembarazado o había perdido a futbolistas tan buenos o mejores que los antes citados. Hablamos de McTominay, Greenwood, Wan Busaka, Rasford, Sancho Antony, Varane, Martial, Amrabat...
Rubén Amorim tenía por delante un trabajo muy complejo de diseño y estructura en su nuevo edificio. Y no consiguió levantarlo a la velocidad necesitada. En esos casos, los principios son muy importantes y el del United no pudo ser más desmoralizador. Para la jornada 14 ya sabía que su Liga era otra más modesta. Le hizo mucho daño, por lo que significa el gran clásico del fútbol inglés, el 0-3 del Liverpool en la tercera jornada, una semana después de haber caído contra el Brighton. El caso es que para la jornada 14 ya había perdido también con Tottenham -otro durísimo 0-3 en Old Trafford, resultado que repitió el Bournemouth de Iraola en la jornada 17-, con el West Ham y con el Arsenal, además de haber empatado en casa con el Chelsea. Es cierto que los diablos rojos tuvieron el consuelo de ganar el derbi al City, pero es que los de Guardiola tampoco estaban para nada.
En fin, que ya antes de Navidad Amorim y sus futbolistas sabían que debían cambiar el foco de sus objetivos, y que sus únicas posibilidades de clasificarse para Europa -para la Champions, además- pasaban por la Europa League. Y han actuado en consecuencia. La verdadera concentración del equipo se ha producido en esta competición, a diferencia de la Liga, donde llevan seis jornadas sin ganar con tres empates y tres derrotas. Y esto -lo de la concentración- se ha notado con una claridad meridiana. De los 108 clubes que comenzaron la Europa League es el único que no ha sufrido ninguna derrota y lleva disputados ya, como el Athletic, doce partidos. Por dar otro dato: fuera de casa acumula dos victorias y cuatro empates.
Bastarían estas estadísticas para confirmar la dificultad de la empresa para la que se preparan los rojiblancos. Nadie discute que este Manchester está a años-luz de los grandes de la historia, los de Mat Busby o Alex Ferguson, pero de ahí a pensar, como piensan algunos, que son la banda del capitán Tan y que el Athletic ya tiene pie y medio en la final hay un largo. Los mancomunianos, además, empiezan a levantarse con una esperanza que verbalizó su técnico tras la agónica eliminatoria con el Lyon. «Hemos sufrido mucho. Hubo mucha frustración. Pero tengo la sensación de que esto es algo que nos va a ayudar en el futuro. Este es el momento más importante del club quizás en los próximos años», aseguró. Por supuesto, todo lo dicho en estas líneas lo saben perfectamente Valverde y sus jugadores. Saben que el jueves comenzarán una gran batalla.
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