El Athletic encuentra el buen camino
Las victorias en Las Palmas y Leganés han impulsado al equipo de cara a una temporada que estará marcada por el buen funcionamiento de las rotaciones
Nadie desconoce el valor reconfortante, terapéutico y hasta lisérgico de un par de victorias seguidas, y más si estas se producen a domicilio. De manera ... que nadie puede sorprenderse de cómo han cambiado las sensaciones en el Athletic en apenas cinco días. De las dudas tras un mal arranque y una cierta inquietud cuando poníamos la vista en el horizonte de la Europa League, a la confianza renovada y a la ilusión. Los rojiblancos han conseguido, pues, algo muy importante con sus triunfos en Las Palmas y Leganés. Y no sólo se trata de los seis puntos sumados sino de la demostración de que pueden ser efectivos con rotaciones en el once titular; ni más ni menos que seis de un partido a otro.
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Valverde se refirió a ello con satisfacción en la rueda de prensa de Butarque. «La Liga es larga. Todos tiramos de nuestras plantillas. Los partidos vienen muy seguidos y es importante que haya gente fresca que se vaya uniendo tanto física como mentalmente», aseguró. Lo que no dijo, pero podría haberlo hecho de haber tenido el ánimo más sentencioso, fue algo así como «este es el camino». Porque así es, efectivamente. Las posibilidades del Athletic de hacer una buena temporada y cumplir el objetivo de volver a Europa pasan, exactamente, por ganar partidos como el que ganó en Leganés.
La gran diferencia entre los equipos poderosos capaces de asimilar calendarios que les llevan a disputar sesenta o más partidos por temporada y los débiles que apenas resisten los 38 de la Liga, estriba precisamente en cómo los primeros pueden estirar sus plantillas y ganar partidos apretados sin hacer alardes, tirando de oficio, efectividad, fondo de armario y hasta de fortuna. En ese sentido, se podría decir que el Athletic, aunque algunos no acaben de verlo, está experimentando un progreso. Todavía es incipiente y el tiempo dirá si se mantiene o decae, pero el avance está ahí: el de ganar como ganan los grandes, es decir, permitiéndose media docena de cambios en el once y haciendo un partido normalucho.
Algo nuevo
Va a ser una experiencia muy interesante la de esta temporada. A poco que el Athletic prolongue hasta primavera sus aventuras en Europa y en la Copa, van a producirse cambios que obligarán a olvidar algunas convenciones y viejas costumbres, empezando por la de aspirar a un once titular que pueda aprenderse de memoria. O a extrañarse, como si al entrenador le hubieran abducido los extraterrestres, de ver a algunas de las estrellas del equipo en el banquillo. Por supuesto que seguirá existiendo lo que llamamos un once de gala, que vendría a ser la alineación ideal para el entrenador y para una mayoría de los aficionados, es decir, la compuesta por los futbolistas que más minutos acumulan en cada posición. Ahora bien, a la hora de la verdad, ese once no dejará de ser casi un prototipo, un modelo que sólo se materializará íntegramente en una docena de partidos o poco más.
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Valverde ya ha utilizado 25 jugadores. Sólo faltan por debutar Unai Simón, que no estará disponible hasta final de año, y Nico Serrano, que recuperado ya de su lesión está esperando su momento. Oyéndole hablar y viendo sus movimientos, la estrategia del técnico rojiblanco está muy clara: se van a suceder los partidos en los que veamos cuatro, cinco o incluso seis cambios. Evidentemente, hay futbolistas que tendrán un papel más relevante. Y es que una cosa es que haya rotaciones y otra que un equipo no tenga una columna vertebral sobre la que se sostiene con más solidez. En el Athletic, y dejando a un lado a Unai Simón, estaría compuesta por Vivian, Ruiz de Galarreta, Sancet y los hermanos Williams. Cuidarlos con mimo, administrar sus descansos para que puedan rendir a un buen nivel entre septiembre y mayo será todo un reto para Valverde.
El partido contra el Leganés dio la impresión de que hay razones para el optimismo. Más allá de momentos de juego bastante vulgares, sobre todo en la primera parte y en el cuarto de hora final, en Butarque los rojiblancos siempre fueron reconocibles. La pasada temporada, en los momentos más brillantes del Athletic entre diciembre y marzo, ya hablamos del síndrome del tren en marcha. Cada jugador que entraba en el equipo lo hacía bien, como si fuera fácil hacerlo en un equipo con un sistema de juego muy claro, unos conceptos muy bien definidos y un ambiente de ilusión general. Esto es lo que busca Valverde de nuevo: disponer de más de veinte futbolistas compitiendo por jugar, por ser cada uno de ellos protagonista, que es la mejor manera de hacer que el verdadero protagonista sea el equipo.
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