Mikel González niega amisguismo en el Athletic y dice que están «los mejores»

«Cuando hacemos un organigrama nuevo tenemos que ajustarlo todo lo máximo posible y dentro del presupuesto», ha explicado el director de fútbol. «Entendíamos que podía haber ciertas duplicidades de funciones dentro del mismo departamento y tuvimos que elegir entre dos personas», ha manifestado en alusión a Ortiz de Artiñano y a Javier Losantos Omar, quien se encarga de atender a los colegiados en San Mamés y que sigue en el Athletic. «Tomamos la decisión de la salida de Quique. Nada más allá», ha concluido González.

Apoyo de Unai Simón

Una de las principales funciones de Ortiz de Artiñano era explicar a los entrenadores y jugadores qué perfil de árbitros se iban a encontrar. A diferencia de lo que ha sucedido con el escándalo Negreira en el Barcelona, se trataba de un profesional a nómina del club, al que llegó por primera vez en 2007. El Athletic fue pionero en este apartado. Ortiz de Artiñano aprovechó su amistad con el entonces vicepresidente Fermín Palomar para remarcarle que en el mundillo arbitral era un clamor que el tratamiento del Athletic era manifiestamente mejorable. De ahí que optó por contar con su criterio consultivo.

Además, Ortiz de Artiñano daba charlas a los chicos de la cantera y conversaba con los que tenían algún comportamiento inadecuado con los árbitros. Otra de sus labores era ponerse en contacto con los colegiados agredidos, gestión que no publicitaba, pero que salió a la luz cuando un juez de Melilla agradeció el gesto rojiblanco. La llegada de Josu Urrutia puso fin a su labor. Sin embargo, los jugadores presionaron para que recuperara el servicio y regresó en 2014. Antes de entrar en Lezama había sido árbitro en Tercera y alcanzó su máxima categoría como juez de línea en Segunda B. Los futbolistas estaban encantados con él. Unai Simón le brindó su apoyo en público y manifestó su satisfacción con el labor de Ortiz de Artiñano.