Athletic 1-1 Betis
Perdonar lo que no está en los escritosUn gran Athletic no puede pasar del empate ante el Betis tras completar el mayor desperdicio de ocasiones que se recuerda en los últimos años
Pasarán los años y se recordará este Athletic-Betis como algo irrepetible. Se convertirá en un ejemplo canónico de partido que los rojiblancos, haciendo un ... gran fútbol, pierden por un desperdicio monumental de ocasiones. «Hacer un Betis», llamarán a partir de ahora los aficionados a los encuentros que se escapan por tener toda la pólvora mojada y pifiarla una y otra vez. Fueron más de una docena de oportunidades clarísimas, tres postes incluidos. La intemerata. El caso es que el equipo de Valverde se tuvo que conformar con un triste empate, el tercero de las cinco últimas jornadas, que le perturba un poco en la clasificación.
Athletic
Agirrezabala; De Marcos (Gorosabel,m.79), Vivián, Paredes, Yuri; Prados (Unai, m.79), Galarreta (Herrera, m.69); Iñaki, Sancet (Martón, m.69), Nico; y Djaló (Berenguer,m.66).
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Betis
Rui Silva; Bellerín (Sabaly, m.46), Bartra (Natan, m.89), Llorente, Perraud; Altimira (Losada, m.46), Johnny; Fornals, Ez Abde; Chimy (Diao, m.46) y Vitor Roque (Bakambu, m.72).
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Goles: 0-1, m.53: Fornals. 1-1, m.68: Berenguer.
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Árbitro: Javier Alberola Rojas (Castilla-La Mancha). Sin amonestaciones.
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Incidencias: 46.898 espectadores en San Mamés.
La buena noticia para el Athletic fue su nivel de fútbol, el mejor de lo que va de campaña, de hecho a la altura de sus mejores momentos de la pasada. Su juego fluyó rápido y con profundidad, con Ruiz de Galarreta tocando siempre la tecla correcta, que eran las bandas, donde los hermanos Williams y Djaló, intercambiando posiciones, provocaron todo tipo de incendios. Las llegadas al área rival se sucedieron en cascada. San Mamés disfrutaba de lo lindo. Su esperanza en la victoria no decaía porque su equipo estaba haciendo todo lo que tenía que hacer y no parecía posible, incluso matemáticamente hablando, fallar tantas ocasiones. Pero sí, el Athletic las falló todas, unas detrás de otras, y el Betis se llevó un punto que le sentó a gloria.
En las dos últimas temporadas la tropa de Pellegrini se adelantó en La Catedral con goles muy tempraneros, de manera que el Athletic, escaldado, salió al campo con la intención de que la historia no se repitiera. Sólidos e impetuosos, los rojiblancos se lanzaron al abordaje desde el pitido inicial. Fue el suyo un bonito espectáculo de fútbol vertiginoso y superioridad manifiesta que se prolongó durante toda la primera parte. El equipo de Valverde hizo méritos para do sentenciar antes del descanso. Se lo impidió, sin embargo, una mezcla letal de impericia y mala suerte de cara a la portería rival que se prolongó en la segunda mitad con una única salvedad: un gol de cabeza de Berenguer nada más salir al campo en el minuto 68 que igualó el que había marcado Fornals en la primera aproximación de su equipo, un contragolpe en el minuto 52.
Los rojiblancos, en su mejor versión de la temporada, se lanzaron al abordaje desde el inicio
Hace unas semanas, en el choque contra el Girona, escribíamos de lo increíble que era fallar tres penaltis en un mismo partido. Aquello era algo tan poco visto que obligó a bucear en la hemeroteca hasta profundidades abisales para encontrar precedentes. Pues bien, lo de este domingo fue algo todavía más extraño y misterioso que lo de Montilivi. Todo comenzó en el minuto 6 con una jugada que vino a ser un presagio funesto. Djaló, con ganas de aprovechar su tercera titularidad en la Liga, se fue por la izquierda y mandó un gran pase a Nico Williams, que falló un remate muy franco delante de Rui Silva. Estaba en fuera de juego, pero el error fue como el primer granito de arena de lo que acaba siendo una montaña.
El empate, tan inmerecido, es el tercero del Athletic en las últimas cinco jornadas de Liga
Le seguirían los granitos que puso Sancet, cuyo desastre en los remates fue como para hacérselo mirar. El primero, en el minuto 11, curiosamente fue bueno, pero se le fue al poste. Poco después, su pifia fue monumental tras un pase desde la izquierda de Iñaki Williams, que por su parte no tardó nada tampoco en mandar un derechazo al larguero. Y poco después, tras un gran pase de Djaló, en pegar una volea a bocajarro en el pecho del portero portugués. En su área técnica, Valverde empezaba a pensar en cosas muy extrañas.
Berenguer marcó nada más salir e igualó el tanto de Fornals en la primera aproximación del Betis
En la suya, Pellegrini no sabía ni lo que pensar. Su equipo estaba desaparecido. De la existencia del Chimy Ávila, por ejemplo, hubo noticias en el minuto 19, cuando San Mamés le pegó una pitada tras tocar el balón. Era el primero que rascaba. Y qué decir de Bellerín, este chaval con aire de espadachín malvado de cuento infantil, al que le crujieron por todos lados. Su entrenador, que hizo tres buenos cambios en el intermedio dando entrada a Savaly, Losada y Diao, le hizo un favor dejándole en el banquillo en la segunda parte. Sencillamente, le libró de una tortura.
Aumenta el desperdicio
No era fácil hacerse un idea de por dónde iba a discurrir el partido en la reanudación. Parecía evidente que el Betis iba a mejorar; entre otras razones de peso porque empeorar era imposible. Y todo indicaba también que el Athletic no podía seguir perdonando tanto. Y es que a las ocasiones antes citadas había que añadir otras tres antes del minuto 45, dos de Iñaki Williams y otra de Paredes, cuyo cabezazo en un córner se fue al poste. ¿Podía seguir perdonando el Athletic? Pues sí. Pudo. Poco después del gol de Fornals, que pareció una burla del destino, Sancet desperdició otras dos oportunidades clarísimas, una disparando demasiado cruzado y otra intentando provocar de mala manera un penalti de Rui Silva en lugar de concentrarse en driblarle y quedarse sólo. Tras sufrir un susto con Losada en el minuto 64 –si el Betis marca el 0-2 hubiera sido como para comer cerillas–, el Athletic siguió a lo suyo. Logró empatar y continuó llegando con peligro y fallando una y otra vez, de nuevo Iñaki Williams, Herrera, Gorosabel... Fue algo terrible. La torpeza en la definición elevado al cubo. En realidad, fue algo tan impropio de un equipo de Primera con aspiraciones europeas como los tres penaltis fallados en Girona de los que hablábamos antes. Y no exageramos. De hecho, tres o cuatro de las ocasiones que se marcharon a limbo fueron más fáciles de marcar que un penalti.
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