Marcelino celebra la victoria del Athletic ante el Barça en Copa. efe

Los antecedentes muestran el camino al Athletic

Análisis ·

Miércoles, 2 de febrero 2022, 00:03

En las últimas cuatro temporadas el Athletic se ha cruzado diez veces con el Real Madrid. El balance no puede ser más desolador: una sola ... victoria, la semifinal de la Supercopa del año pasado, dos empates y siete derrotas. Cinco goles a favor y 15 en contra. En seis de esos diez partidos, el Athletic no consiguió mover el marcador. Y a la espera de que se confirmen las bajas y las altas en el Madrid, un solo dato: Benzema firmó diez de esos 15 goles.

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Con semejante experiencia parece un contrasentido buscar en los antecedentes la solución para reconducir la estadística. Pero, resultados al margen, lo que ha ocurrido en estos partidos, sobre todo en los cinco últimos, ofrece suficientes enseñanzas como para aplicarlas en la cita de mañana, uno de esos choques que condicionan por sí solos el balance de una temporada.

Y la experiencia aconseja que ante el Real Madrid al Athletic le conviene ser un equipo valiente, sin complejos, dispuesto a llevar el partido al terreno que más que le interesa y capaz de obligar al rival a moverse donde más incómodo se encuentra. Vamos, que no hace falta ser un estratega de nivel para concluir que, si los de Marcelino quieren tener una oportunidad, deberán repetir una exhibición como la del día del Barcelona.

Basta repasar los últimos enfrentamientos contra el Real Madrid para confirmar la teoría. El único triunfo de esta serie fue en la semifinal de la Supercopa, cuando aquel Athletic de encefalograma plano sorprendió a propios y a extraños con un fútbol valiente, alegre y ambicioso que se reflejó pronto en un marcador que resultó inalcanzable para los blancos.

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Viniendo a lo más cercano, todavía tenemos frescos en la memoria los tres partidos de esta misma temporada. En el de Liga en el Bernabéu, un Athletic igual de descarado que el de aquella Supercopa, puso contra las cuerdas al rival e hizo méritos sobrados para ganar incluso con un marcador abultado. Por desgracia, el pasado diciembre los rojiblancos estaban en lo más profundo de su síndrome de falta de puntería y lo pagaron con una derrota que vino en un gol casi de rebote.

El de mañana es uno de esos partidos que condicionan por sí mismos la temporada

También acabó en derrota el partido de Liga jugado en San Mamés un par de semanas después. Dos goles tempraneros del Madrid condicionaron un partido que, sin embargo, el Athletic fue capaz de mantener vivo con una desventaja mínima en el marcador, aunque, siendo objetivos, los blancos estuvieron más cómodos de lo que ellos mismos hubieran previsto.

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Y en la retina tenemos la final de la Supercopa, la última perdida por el Athletic, otra vez por incomparecencia. Marcelino olvidó los antecedentes y volvió a plantear un partido a la espera, en busca de que no pasara nada con la esperanza de dar un golpe de mano en una jugada aislada. No funcionó, porque al Athletic casi nunca le ha funcionado ese tipo de fútbol basado en la especulación.

Es cierto que en un partido concurren muchas circunstancias que pueden echar por tierra lo dibujado en la pizarra, más si se trata de un cara o cruz, y mucho más si está el Real Madrid por medio. Tenemos un amplio catálogo de expulsiones, jugadas dudosas, penaltis pitados y no pitados o episodios de verdadera mala suerte como para no tener en cuenta este factor.

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Pero ese es un elemento que el Athletic no puede controlar, así que no merece la pena detenerse en el mismo. Lo que sí está en la mano de los rojiblancos es plantear un partido a su medida, valiente y lo más liberado posible de corsés tácticos más allá de los imprescindibles ante un rival que, además de atesorar calidad para exportar, tampoco se arruga.

Jugar en San Mamés equilibra una eliminatoria que hubiera sido poco menos que imposible de disputarse en el Bernabéu, pero vamos a recordar que la última vez que el Real Madrid perdió en San Mamés fue el 7 de marzo de 2015. Aduriz marcó el único gol del partido. De aquella hazaña solo quedan De Marcos, Muniain, Balenziaga y Williams para contársela a los más jóvenes de la plantilla.

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