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Lo ha vuelto a hacer. La afición del Athletic ha ofrecido este jueves en Manchester una nueva demostración de fidelidad a sus colores, al rojo ... y el blanco. Es cierto que le ha costado calentar, que ha tardado más tiempo que en Glasgow en entrar en ebullición, pero desde el mediodía Shambles Square ha sido un santuario athleticzale, igual que luego el traslado en tranvía hasta Trafford Bar, desde donde empezó la kalejira. Y en esta, más de 3.000 personas vibraron en rojo y blanco. A primera hora de la tarde no cabía un alfiler en el punto de encuentro e incluso la policía local hizo la vista gorda a la prohibición de beber alcohol en la vía pública. Por supuesto, hubo cánticos, con dos de ellos entre los favoritos de la afición. Por un lado, los dedicados a Álvaro Djaló, y el otro, el que esperaba el milagro, «Vamos a remontar». Este también tenía otra versión. «¿Y si pasamos qué?».
Manchester amaneció gris, plomizo, como el ánimo de los casi 4.000 hinchas del Athletic que han venido a la ciudad del United y del City para la vuelta de semifinales de la Europa League. La temperatura era fría, pero desde primera hora se podían ver a gente con la camiseta del equipo, o bufandas. «Hemos desayunado a las 6.30 y hemos salido en la calle», comenta Julio sobre las 10 de la mañana en el punto de encuentro de los vizcaínos. A esa hora, sí, tan pronto, ya había hinchas en esa zona, algunos en busca de un local para desayunar, otros para meterse al cuerpo la primera pinta en el Sinclairs Oyster Bar o en el Old Wellington. No obstante, costaba oír cánticos. Sí, alguien entonaba el himno, pero tampoco con demasiado ímpetu como si el 0-3 fuera un freno a la emoción.
A medida que pasaban los minutos, más y más seguidores se acercaban a este punto que ya concentró a los hinchas bilbaínos en 2012. Entre ellos, directivos, miembros del staff y las familias de los jugadores, con María Arthuer, madre de los Williams como figura más reconocible. A ella le dedicaron un cántico los hinchas. «María, trae a tus hijos», coreaban, en referencia a las ausencias de Nico e Iñaki, un freno para la remontada. «Sin ellos, sin Sancet y Vivián es casi imposible», lamentaba Aitor, de Santutxu.
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Había quien creía, como Mikel Balenziaga. El exjugador, bufanda del Athletic personalizada al cuello, dejaba una chispa a la ilusión. «Si hay alguien que lo puede hacer es este equipo», se ilusionaba mientras se emocionaba al ver a la gente gritar, chillar... Algo que él nunca había vivido. Cuando él se presentó en Shambles Square, siempre vigilado por policías de Manchester que incluso grababan la plaza continuamente, ya eran pocos los huecos que había y con el sol en el cielo, la gente ya soltaba todo el repertorio, el de los grandes días: el famoso Athletic de Muniain, el himno, «¡Somos los hijos de Álvaro Djaló!»... Porque él era la estrella para los hinchas que también aprovecharon para fotografiarse con Ander Iturraspe y Mikel San José.
Ellos jugaron aquel inolvidable partido de la era Bielsa. Este jueves lo verán desde la grada. Como los 4.000 que han venido hasta Manchester para demostrar que, pese a la adversidad, están con Valverde y su equipo. Entre cánticos, conversaciones y esa ilusión de voltear el marcador ante el United hacían tiempo para coger el tranvía hacia Trafford Bar, punto de inicio de la kalejira.
Cada convoy que partía de Exchange Square era una fiesta rojiblanca. Gritos, golpes en los cristales. Por momentos, parecía que el tren iba a volcar o se iba a romper en pedazos. Pero todos llegaban a destino, al punto donde se iniciaba la serpiente rojiblanca, otra forma de apoyar al equipo, hacia Old Trafford. La cita era a las 18.00 horas pero ya tiempo antes había muchos hinchas a la espera. Y un poco antes de la hora convenida, la policía británica apretó un poco, comenzó la marcha.
Nueva demostración de fuerza. De cánticos. «Aquí no se rinde nadie. El que no crea que no venga», decían los animadores. Todos creían. Todos seguían. Casi 3.000 personas se unieron a la serpiente vizcaína que se presentó en Old Trafford 90 minutos antes del inicio del encuentro con invocaciones a Maroan y Djaló.
Luego fue el turno de los tornos, una pizca más exhaustivos que en Glasgow pero menos que en Roma. Eso sí, había quien tenía que lidiar con un detector de metales y unos perros controlaban la entrada. Hasta ahí. Una vez superado el control, solo uno, ya se estaban en el campo del United. A dejarlo todo en busca de la remontada. «Somos los hijos de Álvaro Djaló», fue uno de los primeros cánticos que se oyó.
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