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Mientras esperaba a que el resto del estadio se desalojara, alrededor de hora y media de espera, el millar de aficionados del Athletic rumiaban ... la derrota sobre la bocina ante la Roma en la ida de los octavos de final de la Europa League. Coincidían en que su equipo había sido mejor hasta la expulsión de Yeray, pero a partir de ahí el grupo se cayó. «Esos quince minutos nos han costado mucho», reconocían.
Sin embargo, miraban con optimismo la eliminatoria. Apelaban al factor San Mamés. «Va a ser una caldera», decía una de las hinchas consultadas por EL CORREO. «Somos los leones», recordaba otro. «Lo vamos vender caro y vamos a pasar fijo», exponía uno más. El tercero hablaba de Sancet. Se notó su ausencia, estimaba, pero Bilbao puede marcar la diferencia.
Tras el jarro de agua fría que supuso la remontada del cuadro romano cuando quedaban unos segundos para el final, la zona athleticzale reaccionó animando a los suyos. Jaleó a la plantilla al término del encuentro y entonó el ya clásico 'txoria txori' de Mikel Laboa y otros cánticos habituales del cancionero rojiblanco. Una especie de fiesta de consolación.
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En el Olímpico se vibró con el primer tanto de Williams, se lamentaron con el empate de Angeliño y se resignaron con la diana en el último suspiro de Shomurodov. El varapalo no les impidió sentirse orgullosos de un equipo batallador. La afición del Athletic fue la última en abandonar el estadio. Lo hizo una ver que toda la hinchada local ya se encontraba fuera. De nuevo en autobuses lanzadera, el millar de athleticzales volvió al centro de Roma.
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