La absurda jugada de penalti que aprovecha Raúl García
Duarte empuja al mediapunta en el área pequeña, el árbitro pita pena máxima, el navarro la falla y el colegiado decide repetirla porque el portero se había adelantado. A la segunda ha marcado
San Mamés ha asistido a una situación rocambolesca que finalmente ha beneficiado al Athletic en forma de ventaja en el marcador. Corría el minuto 36 ... cuando se ha producido una jugada extraña en el área del Granada. A la salida de un córner, el balón le ha llegado a Córdoba, quien ha rematado mal y su defectuoso tiro le ha llegado a Iñigo Martínez, por milímetros salvado del fuera de juego. El de Ondarroa ha continuado con la acción y el esférico ha terminado entrando en el área pequeña, donde estaba Raúl García. El mediapunta ha pegado un empujón a Duarte, que el árbitro no ha visto, y luego el defensa se ha girado y se lo ha devuelto. El navarro ha caído fulminado y Cordero Vega ha mostrado la amarilla al central. Penalti. El VAR trabajaba y revisaba lo ocurrido, pero no ha habido marcha atrás. Tocaba ejecutar la pena máxima en medio del revuelo general. El propio Raúl García ha asumido la responsabilidad, y ha fallado.
El navarro ha buscado el palo derecho de la portería defendida por Rui Silva, pero el meta visitante ha adivinado su intención y ha despejado el tiro a córner. El navarro ha apretado los dientes, clavado la mirada al suelo y luego al cielo, y los jugadores del Granada han corrido a felicitar a su guardameta, quien había desviado el tiro del ahora máximo goleador del Athletic. Pero no estaba todo resuelto ni acabado, todavía quedaba margen para la sorpresa. Cordero Vega ha amonestado al cancerbero luso por moverse antes del tiempo y ha mandado repetir la ejecución del penalti. Efectivamente, en la imagen repetida se veía a Silva dar un paso antes de que el balón saliese del punto de cal. Volvía a sonreír San Mamés y a desesperarse el Granada. Raúl García no se ha borrado y ha vuelto a asumir la responsabilidad. Ha mandado un obús a la escuadra derecha con el meta luso acompañándolo con la mirada. Casi cinco minutos habían transcurrido desde la primera intervención del árbitro hasta el 1-0. Un pequeño mundo en cuyo caos han reinado los rojiblancos.
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