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Ya son 800. Raúl García atravesó en Rubí una nueva barrera en el fútbol profesional gracias a la titularidad que le ofreció Ernesto Valverde en el primer encuentro de Copa de la temporada. El navarro acumula 800 comparecencias en el mundo profesional, repartidas en 798 encuentros con Osasuna, Atlético y Athletic, más dos partidos amistosos con la selección española. Un trayecto que arrancó en la temporada 2004-2005 cuando jugó sus tres primeros partidos con la camiseta rojilla tras formarse en el filial pamplonés, y que le ha llevado a lo largo de 20 campañas a convertirse en uno de los grandes nombres del fútbol español. Tras renovar por un año el pasado verano, el atacante no quiere frenar y confía en seguir sumando partidos en su extensa trayectoria, aunque este curso su presencia en los planes de Valverde es más esporádica que lo que él desearía.
Raúl García ha vivido pegado a un balón desde los cuatro años. Su familia dejó Irurzun y se trasladó a Zizur Mayor, donde germinó la pasión del chaval. Brotó una profesión, fructífera y hermosa, con la que ha reído y llorado. Pronto empezó a entrenar y a competir como federado en el Ardoi, club en el que tuvo su primera ficha, pero las calles seguían siendo su escuela de vida. Se hizo en el cemento. Tanto su padre como su tío y primo eran futboleros. El apoyo venía de serie. Veían a un joven decidido, con una mentalidad fuerte, empeñado en ser mejor cada día y resiliente en la adversidad. Hubo momentos duros, en los que todo estaba al revés, pero en vez de hundirse salió a flote. Solo así se entiende que haya alcanzado la frontera de los 800 partidos.
El mediapunta cerró su octava temporada en el Athletic, la decimonovena en la élite. Y tras muchas dudas, decidió emprender una vigésima, alumbrada de nuevo por los focos de San Mamés. Discreto fuera del campo, afanado en transmitir su experiencia a los jóvenes, dio lo que tenía hasta el pitido final de la campaña 2022-2023 y ahora afronta el papel del veterano que tiene que esperar su momento para seguir acumulando minutos y partidos a su cuenta de resultados. En sus 343 batallas con los bilbaínos ha hecho 83 goles. De la actual plantilla, solo Iñaki Williams ha marcado más que él (90), el delantero que todo lo juega y lleva 50 encuentros más que el navarro.
A Raúl García no le gusta arrojar luz sobre intimidades que pertenecen al fútbol. Es un mundo en el que no deja entrar a cualquiera. Tiene sus referentes claros, desde que cobró su primer dinero y lo entregó a la familia. El espejo en el que siempre se ha mirado es el de Patxi Puñal, el compañero y amigo que le ha marcado para siempre, y luego en el del 'colchonero' Antonio López y en el del nuevo entrenador del Bilbao Athletic Carlos Gurpegui. Cuando habla de ellos lo hace para destacar sus valores. En sus 800 partidos en la élite ha visto de todo, ha ganado y perdido y se ha medido a jugadores extraordinarios. Hay dos que le han impresionado: Xavi y Cazorla.
A sus 37 años, Raúl García sigue viviendo su profesión con pasión. Queda gasolina justa, pero la que hay, arde. Y arderá en rojo y blanco. El fútbol ha cambiado. Él prefiere el de antes, el de siempre, cuando el sudor ganaba al perfume. Cuando se respetaba al veterano. Al mediapunta no le gusta simplificar su oficio, reducirlo a goles y envoltorio, porque dentro hay mucho más. Es su vida, llena de victorias y derrotas. Ha aprendido de ambas. Suele decir que sin los malos momentos «no sería completo». Está cerca de cerrar el círculo, de encajar la última pieza en el puzle que solo él dará por completado.
El navarro cruzó en el modesto campo de Can Rosés la frontera de los 800 partidos en la élite, repartidos en cuatro camisetas, la de Osasuna, Atlético, Athletic y selección española. La rojiblanca se la puso un 13 de septiembre de 2015 contra el Getafe –marcó aquel día, el de su bautismo en La Catedral– y la seguirá sudando en cada partido y entrenamiento. Insoportable para los rivales y los árbitros en el campo –presiona desde el túnel de vestuarios y discute hasta con el banderín de córner–, cuando se apagan los focos se transforma en una persona tranquila, amable e incluso un pelín tímida. Dentro es Raúl García y fuera, simplemente Raúl.
La primera versión, la competitiva y visceral, la de la camiseta empapada en sudor y verborrea incontenible, continuará peleando en los campos de Primera. Ya no podrá alcanzar y batir el récord de Zubizarreta y Joaquín (622) para convertirse en el futbolista con más encuentros de la Liga. Tiene 593 y quedan 27 jornadas. Pese a ello, ¿alguien duda de que lo dará todo? Él, no. Se partirá el alma en cada balón dividido, como demostró en el encuentro de Copa frente al Rubí. El 800.
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