Las txosnas desatan el frenesí en el Arenal
Locales y visitantes viven la apertura del recinto que protagonizará las noches de los próximos ocho días
Marijaia ha apagado este sábado la sed de los bilbaínos con su tradicional procesión de apertura de las txosnas. Tras el pregón, las 27 congregadas ... en Bilboko Konpartsak han ido abriendo sus puertas al paso de la figura festiva. El Arenal y sus alrededores se transforman estos ocho días en la zona cero de las fiestas, con una actividad frenética que apenas encuentra descanso durante Aste Nagusia. Las almas congregadas en el Arriaga han seguido a Marijaia y se han desperdigado en busca de comida y bebida. Aunque los más veteranos han ido directos a su favorita para evitar las primeras colas antes de que la protagonista del jolgorio abriera los distintos bares festivos.
Son precios similares a los del año pasado, con el katxi de kalimotxo y cerveza rondando los 5 euros y los bocatas en torno a los 4. Eso sí, en muchas barras se advierte de que sólo se permite el pago en efectivo, a la espera el próximo año de la implantación del TicketBai. Las 27 txosnas de las comparsas y otras diez repartidas por los alrededores de El Arenal han tomado el protagonismo de la noche. La música ha ido abriendo paso y ha ocupado el espacio con propuestas diversas al paso de Marijaia, que ha estado escoltada por el pregonero y la txupinera.
Los grifos de cerveza y kalimotxo ya han comenzado a correr y así seguirán durante las próximas jornadas donde los comparseros tienen un duro trabajo para regar a los bilbaínos y llenar los estómagos de quienes estos días optan por comer y cenar fuera de casa y se inclinan por degustar bocadillos de lomo o tortilla, hamburguesas, 'kebabs' o patatas fritas.
Los buscadores de la parte más nocturna de las fiestas de Bilbao se adueñan estos días de una zona de la villa que el resto del año ofrece una imagen más tranquila, alejada del barullo. La fotografía del recinto festivo es muy similar a la de la pasada edición, con las banderas palestinas muy presentes en la mayoría de txosnas donde este año, como novedad, las cuerdas de plástico que se daban junto a los vasos para tenerlos siempre a mano se han sustituido por mosquetones para evitar la proliferación de residuos de este material.
Un cambio que Xabi Larrieta encuentra «más cómodo que el cordel porque lo sujetas mejor del pantalón y luego, cuando pasen las fiestas, te lo quedas y le das otro uso hasta la siguiente Aste Nagusia». Natural de Bilbao, Larrieta ya ha vivido muchas semanas grandes y da algún consejo para los novatos. «Calzado y ropa cómoda que se pueda manchar, porque es inevitable acabar limpio después de una noche de fiestas. Siempre vuela algún vaso con bebida». Sergio González tuvo que aprender a la fuerza eso de utilizar prendas a las que no se les tenga mucho aprecio para el primer día de fiestas. Sobre todo en el momento del pregón.
Una espera que vale la pena
Es la segunda Aste Nagusia de este asturiano que acabó hace unos años con la camiseta empapada en bebida. Ayer optó por llevar ropa de batalla. Desde que probó por primera vez las celebraciones en torno a la semana grande, ya tenía en mente volver. «Las cojo con muchas ganas porque cuando vine las disfruté mucho. El listón está alto, pero espero que se repita la experiencia», ha deseado.
Muchos han esperado hasta una hora a la apertura del recinto festivo. Pero la espera ha merecido la pena y, una vez llegado el esperado momento, los bilbaínos comenzaron a hacer honor a la afirmación de Francis Díez en eso de que «un pueblo que bebe unido permanece unido».
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