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david pungin
Sábado, 25 de agosto 2018, 01:13
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Dos embarcaciones pequeñas y ligeras surcan la ría desde el Museo Marítimo al puente de San Antón todos los días. Las personas que van dentro utilizan salabardos, bicheros y pinzas para recoger la basura que las intensas jornadas de la Aste Nagusia dejan en las aguas de Bilbao. Se trata del servicio de limpieza del Ayuntamiento y su misión es que esos residuos no terminen en el mar, que era el destino que tenían antes de 2009, cuando el proyecto se puso en marcha.
«Es muy distinta la recolecta en Semana Grande que el resto del año», explica Fernando Astorki, responsable de los barcos que se dedican a esta labor. Mientras en las fiestas los operarios recogen cerca de una tonelada de residuos, en los días que no hay ningún tipo de celebración es raro que pasen de los 100 kilos. También existen diferencias entre el tipo de objetos que aparecen flotando en la ría: «En Aste Nagusia lo más habitual es encontrar botellas de plástico o vidrio y vasos, lo que tiene que ver con el botellón. El resto del tiempo suelen ser elementos más viejos, llevan mucho más tiempo en el agua y suelen estar mezclados con hojas y ramas», concluye.
En las fiestas del año pasado se sacaron un total de 5,5 toneladas de residuos, un poco menos que en 2016. «Notamos un descenso importante del número de restos cuando se pusieron los vasos reutilizables en las txosnas; pero desde entonces no ha variado demasiado», asegura Astorki.
El proceso de recolección es bastante sencillo. Todas las mañanas, alrededor de las 7.00 horas, los dos barcos salen desde el Museo Marítimo. Uno se adelanta hasta la parte de El Arenal, la más visible y transitada, y el otro, con un ritmo más pausado, va sacando la basura que encuentra por el camino hasta juntarse con el primero. Los operarios se valen de sus herramientas de pesca de objetos para recoger todos los elementos que flotan sobre el agua.
Una vez los tienen, los comprueban y separan, según el material del que estén hechos, en dos recipientes distintos: el plástico va a parar a una cesta metálica con capacidad para 250 kilos y el vidrio a un cubo de basura común, como el que podría haber en cualquier casa, solo que un poco más grande. «Tenemos un sistema de colecta selectiva, lo que permite que los residuos entren en el proceso de reciclaje», asegura Marta Barco, directora de servicios de Calidad de vida del Ayuntamiento. Dichos materiales son recogidos varias veces al día por un camión-grúa en el muelle del Museo Marítimo, que los lleva al gestor conveniente.
Efectividad
La frecuencia de los servicios es la última diferencia que puede apreciarse entre la Aste Nagusia y el resto de días del año. En la Semana Grande, además de la recolecta de la mañana, se hace otra por la tarde, sin horario fijo, pues, como explica Jon Zarraga, uno de los operarios, este trabajo «depende mucho de las mareas». Fuera de la época festiva, la labor se lleva a cabo de lunes a viernes, solo por la mañana y con un único barco, pues el otro realiza actividades similares en el Puerto de Bilbao.
Curiosamente, los empleados del servicio están muy ligados al mundo marino. Para ejecer este empleo se requiere el título de marinero de puente, como mínimo, y el de patrón para poder tripular la embarcación. Los requisitos parecen lógicos. A veces hay que realizar maniobras bastante complicadas: «Para ir a por la basura que queda bajo los arcos del muelle es necesaria cierta destreza para pegarse al muelle y cogerla», cuenta Zarraga, y añade que es uno de los lugares donde más dificultades tienen para hacerse con todos los residuos. Muchas veces deben dejarlos ahí, hasta que suba la marea y los lleve al canal.
Astorki afirma que se ha intentado «impedir que los objetos acaben en ese lugar de distintas formas, como con la colocación de corcheras de piscina», pero ha resultado inútil.
Aunque las botellas, los vasos y las bolsas de plástico son los objetos más habituales, no es raro encontrar en la cesta metálica otros enseres de los que resulta difícil imaginar su periplo. «Hemos encontrado de todo: zapatos, bolsos, carteras... Estas siempre aparecen sin dinero», ironiza Zarraga. Cuando hallan algún tipo de documentación, se la entregan a la Policía; el resto de cosas peculiares van a la basura.
Respeto al medio ambiente
2009 Comienza el servicio de limpieza de la ría. Hasta entonces los residuos iban a parar al mar.
2010 Se llegaron a superar las 10 toneladas de basura en la Semana Grande de ese año.
2017 Se recogieron 5 toneladas de residuos.
Para facilitar la recogida y luchar contra el curso natural de la corriente que va a parar al mar, el Consistorio ha instalado una barrera flotante en un punto estratégico -a la altura del Ayuntamiento- por su cercanía al recinto festivo y por la forma en la que desagua el Nervión. Pero desde el gobierno municipal no se conforman con estas medidas y reconocen que lo más importante es la concenciación de los bilbaínos y las campañas, como la de los vasos de Aste Nagusia, que ayuden a lograr una villa más limpia.
Los empleados del servicio de limpieza tienen sus propias ideas para que la ría sea menos contaminada. Zarraga explica que durante el BBK Live, el pasado julio, se llevó a cabo una iniciativa por la que a los asistentes que devolviesen sus vasos se les daba una pequeña cantidad de dinero. «Nunca durante una celebración de ese tipo había visto las aguas tan limpias», afirma.
La directora del área anima a la ciudadanía a que no arrojeobjetos al agua, ya que, para ella, la ría «forma parte del paisaje y la idiosincrasia de Bilbao». Algo tan importante no debe mancharse nunca.
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