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Los acróbatas del circo Tamberlick han asombrado a los más pequeños. Foto: Maika Salguero | Vídeo: Igor Gandiaga

Marijaia y el circo llenan de sonrisas el Hospital de Basurto

Malabaristas, acróbatas, payasos y magos llevan la magia de Aste Nagusia a los más pequeños que no la pueden disfrutar

Miércoles, 23 de agosto 2023, 14:23

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Los niños no mienten, todo el mundo lo sabe. Y, a juzgar por las risas y los aplausos, los niños del Hospital de Basurto han disfrutado de lo lindo este miércoles con Marijaia y el circo Tamberlick. Durante unas horas, los acróbatas, payasos y magos han llevado la magia de Aste Nagusia al pabellón San Pelayo, donde están ingresados los pacientes más pequeños. Un rato de diversión para romper con la monotonía del hospital y disfrutar de las fiestas como lo que son, críos.

La función ha arrancado en torno a las 11:00 después de la llegada de Marijaia y su séquito. La pregonera, Aiora Renteria, la txupinera, Izaskun Pinedo, representantes de las comparsas y de la corporación municipal, incluido el alcalde, Juan Mari Aburto, han escoltado al símbolo de las fiestas y la han acompañado en una kalejira entre los pabellones que ha aportado una nota de color a la rutina del hospital. Era, sin duda, el gran acontecimiento del día, a juzgar por las decenas de profesionales que se agolpaban en la entrada de los edificios para ver pasar a la comitiva.

Luego han llegado las piruetas, las actuaciones y las risas. El payaso Jano ha inaugurado la función y ha arrancado la carcajada general con bromas que han implicado a niños y a no tan niños, igual que el mago Nebur. Después las acrobacias de la tournée Mustafá, la malabarista brasileña Manu y el equilibrista Simón han dejado boquiabiertos a todos.

La acróbata Manu ha mostrado su habilidad con manos y piernas. Maika Salguero

«Nos aburrimos»

La pequeña Uxue no perdía de vista a los artistas. Preguntada por si tenía ganas de ver el circo, asiente con la cabeza, embelesada. «Ha estado mucho tiempo aislada, así que le hacía mucha ilusión», explica su madre, Naia. «¿Quieres sacarte una foto con Marijaia?», le pregunta al finalizar la actuación. «¡Sí!», exclama.

«Estamos aquí metidos, aburridos, y necesitamos diversión», explica Hiba, ingresada en el pabellón y que ha salido con una silla de ruedas. Se lo ha pasado «súper bien» con el circo y también le ha hecho especial ilusión que venga Marijaia. «No la había podido ver», explica, con una sonrisa, antes de sacarse una foto con el icono de las fiestas.

«Los niños que están hospitalizados no pueden disfrutar de las fiestas como les gustaría», expone Henar Uriarte, residente de pediatría. Por eso, los profesionales que los atienden están «muy contentos de verles felices, es muy gratificante». «Es muy importante tenerles entretenidos». En este caso, además, la alegría por la visita de Marijaia no se limita a las horas en las que la magia del circo inunda el jardín de pabellón Pelayo. «Llevamos toda la semana preparándolo con mucha ilusión», afirma. La función ha sido todo un éxito.

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