La pregonera y la txupinera posan con miembros de Txomin Barullo, la comparsa que cocinó la mejor cazuela de txipis ayer. ainhoa gorriz

Un día con la pregonera y la txupinera: mucho afecto y una agenda cargada

Itziar Lazkano e Iratxe Palacios, pregonera y txupinera, viven jornadas maratonianas llenas de muestras de afecto

Jueves, 25 de agosto 2022, 01:32

«Acabaremos las fiestas cansadas, pero felices». Estos días no hay pareja tan inseparable ni querida en todo Bilbao. La pregonera, la actriz Itziar Lazkano, hizo vibrar el pasado sábado a las más de 40.000 personas que asistieron al momento mágico de la apertura de las fiestas más esperadas. «La energía era tal que casi levitaba. Entre el catarro y la emoción, me costaba sacar por momentos las palabras». Desde entonces, la actriz y la txupinera, la comparsera de Tintigorri Iratxe Palacios madrugan cada mañana para enfundarse sus trajes oficiales y lanzar a las diez el txupin que abre la jornada festiva.

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Suelen desayunar en el bar Argoitia de la Plaza Nueva, siempre escoltadas por una guardia pretoriana de Bilboko Konpartsak: un equipo que organiza su agenda y que se ocupa de todos los detalles, como que los trajes estén siempre impecables. Ayer arrancaron a la carrera.

Caminan apuradas hacia un taxi en la calle Navarra porque se las requiere a las 10.30 horas en el hospital de Basurto, donde los artistas del circo actúan para los niños que están ingresados. Asisten a la actuación, pero pasan un calor de horrores. Un comparsero las lleva dos botellines de agua. Pero otra vez tienen que echar a correr, porque a las 11.30 horas deben conceder una entrevista a una emisora de radio en la plaza Pedro Eguillor, a más de dos kilómetros de allí.

«Este cargo es un honor. Te besan y te abrazan tanto mayores como niños y eso te llega»

txupinera

Cuando concluyen con ese compromiso llega el primer respiro del día. Se desprenden de sus trajes para tomar un refresco con sus familiares. Felipe, el marido de Lazkano, y Vicente, un amigo suyo de Bilbao que reside en Menorca, han venido a verla. «Era de mi cuadrilla cuando teníamos veintipocos y hacíamos gaupasas. Estar con él aquí en la Aste Nagusia, más de 40 años después, me parece emocionante, para guardarlo en el cofre personal de los tesoros», dice Lazkano, que también ha podido conocer a los padres y a los amigos de Iratxe. Los comparseros les han dado uno de los ratos libres que las organizan a lo largo de la jornada, en los que no permiten actos, entrevistas ni fotos para que puedan aguantar el ritmo lo que queda de día.

«Nos llevan, nos cuidan, nos miman, estamos acompañadas en todo momento», apunta la txupinera. Uno de los miembros del equipo incluso le lleva el bolso a Lazkano. Pero el respiro dura poco y pronto se enfundan de nuevo los trajes para acudir al recinto festivo. A las dos de la tarde atienden a este periódico unos minutos antes de la entrega de los premios del concurso gastronómico.

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«Son unas fiestas tan esperadas que todos se están esforzando para que sean grandísimas»

pregonera

13.000 pasos al día

El Arenal huele maravillosamente bien a txipirones y muchos bilbaínos quieren fotografiarse con ellas. Las muestras de afecto son constantes. «Es muy emotivo. Es increíble el cariño de los bilbaínos por estos dos personajes emblemáticos, no sabía que eran tan queridos», dice Lazkano. «Este cargo es un honor y notamos un apoyo incondicional, todo son palabras de apoyo, nos piden fotos... Te besan y te abrazan tanto mayores como niños y eso llega mucho. Cada momento está siendo único». A la tarde les esperan más actos. Pregonera y comparsera son invitadas que cada día por una txosna a comer. Hoy toca Tintigorri. Acabar y rápido a las competiciones de waterpolo, piraguismo y basket.

Cuando terminan su jornada, los comparseros suelen llevárselas «a tomar un pote y a ver los fuegos». Y mientras Itziar se retira a descansar, a Iratxe aún le quedan fuerzas para colaborar en su txosna. «Aunque soy como la Cenicienta, a las doce estoy en casa». Porque la jornada siguiente será igual de intensa y emotiva. «Justo ayer miré el móvil y habíamos hecho 13.000 pasos», reconoce Lazkano. Es un privilegio poder ver, desde dentro, el esfuerzo que hace todo el mundo. Son unas fiestas tan esperadas y tan especiales que todos los villanos y villanas están por la labor de que sean grandísimas», dice Lazkano antes de poner rumbo a otro acto.

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