Gurutze Beitia: «A mis 'ex' les deseo que les vaya estupendo»

- Sea sincera, ¿se mira al espejo y ve a la mejor actriz vasca?

- ¡Huy, para nada, qué va! ¿No ves que estoy educada en una casa súper euskaldun? O sea, la humildad lo primero.

- ¿Y la más taquillera?

- ¿La más taquillera? ¡Ojalá!

- Venga, que ya lo es.

- Yo creo que sí, porque la gente me asocia a la comedia, a la risa, a la sonrisa... Dice 'venga, vamos a verla que seguro que...' ¿No?

- ¿Se le ha subido el pavo a la cabeza como a muchos otros?

- ¡Nooo! Y el día que se me suba tendré a gente alrededor para darme un sopapo y bajármelo.

- Pues está que lo tira.

- Bueno, bueno, tampoco es eso. Estoy contenta, pero ¿sabes qué pasa?

- La escucho.

- Estamos tan acostumbrados en el mundo de la interpretación a que nos falte trabajo que cuando tienes uno como estable y con una nómina tardas tres días en asimilarlo.

- En 'Puerta con puerta' estrecha relaciones con el vecino de enfrente. ¿Es de las que abre la puerta sin echar un vistazo a la mirilla?

- Generalmente sí. Igual a horas un poco extrañas que ya no esperas a nadie que conozcas... Te voy a confesar, no obstante, que con las cosas que estamos oyendo últimamente ahora miro más por la mirilla.

- ¿Cuántas veces han tocado a su puerta en busca de sal o azúcar?

- Antes muchísimo más. Hoy en día, con los horarios que tenemos, a nadie le falta sal, ni azúcar, ni huevos.

- ¿No quiere saber nada de sus 'ex'?

- Deseo que les vaya estupendamente, pero, vamos, que no tengo ninguna necesidad de...

- ¿Los va anotando en su agenda?

- ¡Ojalá! Ya podía decirte 'tengo... ¡no sé cuántos!'. Pero no. Con una mano me sobra.

- ¿Todos nacemos vascos?

- Ja, ja. 'Todos nacemos vascos' fue el título de una obra divertidísima que planteaba precisamente eso, que todos nacíamos vascos, aunque la gente no lo sabía. Estoy llegando a un punto de mi vida, creo que es la hormona, que me alteran tantas cosas que da un poco igual donde nazcas... ¡exceptuando Bilbao!

- ¿Se pasa la vida disimulando?

- A veces no me queda más remedio. Pienso en ocasiones 'no lo voy a decir tan a menudo, que no quiero humillar a nadie'. Ja, ja.

- ¿Qué finge muy bien?

- ¡El orgasmo! (Risas). No, no, no.

- Oye, si es así.

- Aunque también, ¿eh? En la vida real me cuesta fingir mucho más que en el escenario, aunque puedo simular un enfado. Por eso me encanta ser actriz. No sólo se puede mentir descaradamente, sino que se acepta el engaño.

- ¿Y acepta su final?

- ¿El mío? ¿El del personaje de Amaia? ¿Mi final como actriz? ¿Como persona? Me está costando mucho entender su pregunta. ¿Estamos hablando de la muerte?

- Pongamos que sí.

- Coño, pues ahora no la aceptaría. Pero en el momento en que llegue... ¡no me quedará otro remedio! Además, como soy atea lo tengo claro...

- ¿El qué?

- Pues que no hay nada más, ¿no? Así que voy muy tranquila.

- ¿El dinero nunca sacia?

- El dinero está muy bien y es muy necesario, pero a mí me dan más felicidad otras cosas. Teniendo las necesidades cubiertas, porque no voy a ir de anormal por la vida.

- La entiendo.

- Pero teniendo el piso cubierto, la comida... Te lo juro, y más en las personas que como yo siempre estamos a régimen, para mí, una buena conversación con un bocadillo de tortilla de patata y una cerveza bien fría...

- ¿Las dietas son peores que muchos regímenes dictatoriales?

- Para mí, sí. Estoy bromeando porque ya ves que el club de los 'ofendiditos' es cada vez más grande y.... En clave de humor, te digo que sí, joder, que es muy duro lo de los regímenes, pero muy duro.

- ¿Para hacer comedia hay que ser triste?

- No lo creo. Yo no me considero una persona triste. Al contrario. Me lo han dicho muchos directores. Mira, Calixto Bieito (responsable del Teatro Arriaga), entre ellos, me lo comentó el día que nos conocimos en la entrega de los premios Max. Sentenció 'los actores que hacéis reír muy bien, hacéis llorar mejor'.

- Viniendo de quien viene, no está nada mal el halago.

- Hay que ser buen actor o buena actriz, y punto.

- ¿Presume de tipazo a los 50?

- ¿Tipazo? Hombre, si lo dices en superlativo, sí, ja, ja, ja.

- ¿Ha nacido para seducir?

- Creo que no. Es muy divertido el juego de la seducción. Pero ya te digo, me han educado en una familia euskaldun y resulta complicado. Lo bueno del escenario es que tienes un personaje que te protege y limita, ¿sabes? Fuera no hay protección.

- ¿Se la trae al pairo lo que digan de usted o todavía le afecta?

- Por lo de la educación, ya no me calaría mucho. Y por la edad, me la trae al pairo, oiga. Me podrían preocupar más las cosas que digan personas a las que quiero o a las que respeto intelectualmente.

- ¿Se jubilará o la jubilarán?

- Espero que me jubilen.

- ¿Las mujeres siguen teniendo menos oportunidades?

- Claramente. Y lo verdaderamente triste, es que tú y yo tengamos que seguir hablando de esto.

- ¿Es una buena mujer?

- Yo procuro ser, ante todo, una buena persona.