Nil Moliner lleva al éxtasis al Parque Europa

Nil Moliner llegaba a Bilbao dentro de la gira de su último disco, 'Lugar Paraíso'. Esta tournée le ha llevado por las Semanas Grandes de las tres capitales vascas este agosto, aunque muchos vizcaínos pudieron verle en directo en el Festival Sonórica de Castro el pasado julio.

Pero el catalán confesó que tenía muchas ganas de estar en la capital vizcaína, donde siempre se ha sentido querido y arropado. Se trata de una de sus plazas favoritas. Y si el artista tenía ganas de Bilbao, la multitud congregada frente al escenario no se quedó atrás y demostró que tenía ganas de él. Una comunión total, en la que la energía del cantante y los espectadores se retroalimentaban hasta llegar al éxtasis en muchos instantes. Es un directo muy animado que convence y engancha, sumergiendo al espectador en la energía y el carisma que derrocha el catalán.

Y es que Nil Moliner es un torbellino en el escenario. Baila, canta, salta, coge la guitarra, la deja, o incluso de sube al piano. Todo a la vez, contagiando esa vitalidad a un público que le seguiría hasta el fin del mundo. El catalán conectó con la multitud desde el arranque, transmitiendo su energía y diversión.

La campa del parque Europa estuvo abarrotada de un público de todas las edades, aunque predominaban los jóvenes. Se nota quién no trabaja este jueves. En los prolegómenos, la noche apacible, con buena temperatura y sin rastro de lluvia, permite observar la luz verde de los focos que dibujan la silueta de un árbol. ¿Verde esperanza a modo de guiño? A las doce en punto de la noche suena un petardazo y se apagan las luces. La voz de Nil Moliner invita al público a que esta velada sea su «lugar paraíso».

Y arrancó de golpe con el ya clásico 'Mi religión', que se ha convertido en el tema de presentación para abrir sus conciertos. Y dio comienzo la vorágine en la que puso al público a cantar al unísono, bailar, saltar y mover los brazos de un lado al otro con hits como 'Vuela alto', 'Dos primaveras', 'Nada que decir', 'Good Day', 'Idiotas', 'Luces de ciudad' o 'Me quedo'. Hubo espacio para otros registros y canciones más melancólicas como 'Nada que decir', porque no todo es celebración. Aunque si por ganas fuera, el gentío se quedaría bailando toda la noche con Nil Moliner.

«Bilbo, qué ganas tenía de ti. Es increíble cómo un sitio tan lejos de nuestra tierra se puede sentir como casa. Nos habéis arropado desde el minuto uno. Siempre recordaremos las noches de Bilbao», expresaba el catalán tratando de devolver el cariño del público. Tan a gusto se sentía el artista que se animó a cantar su segunda canción en catalán: 'Ara'. «Porque la música va más allá de los idiomas».

Cumplida una hora de reloj, Nil Moliner empieza a avisar de que la «noche mágica» se acaba. Y se lanza con el momento más esperado de la noche: es el turno de 'Libertad', que desata una total euforia entre el público. ¿Pero qué fiesta hay sin un «meneíto»? No podía faltar uno de los temas favoritos de los fans y que tanto invita a mover el esqueleto, convirtiendo al parque Europa en un gigantesco cuerpo de baile que se mueve al unísono a las órdenes del director Moliner. Para poner el broche de oro a la noche, el cantante entona 'Soldadito de hierro', dejando a los presentes saltando hasta el infinito.