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El clown Fuman (Francisco Cruz) consiguió atraer la mirada de todos los niños durante su número en el hospital de Basurto. ainhoa gorriz

Marijaia y el circo, la mejor de las terapias

Regreso esperado ·

Equilibristas, acróbatas, clowns y Marijaia vuelven al hospital de Basurto para recetar sonrisas a los más pequeños

Silvia Osorio

Miércoles, 24 de agosto 2022, 13:14

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Nada vale más que la sonrisa de un niño. Mientras muchos críos disfrutan de la Aste Nagusia divirtiéndose en las barracas o en las numerosas actividades infantiles, otros afrontan un verano menos placentero en la cama de un hospital por estar enfermos o tener que pasar consulta médica por una revisión.

Pero estos pequeños grandes héroes también merecen ser partícipes de la fiesta. Por eso, Marijaia y el circo cumplen cada año con la tradición de visitar el hospital de Basurto, un clásico de la Semana Grande que regresó ayer después de dos años. El jardín del pabellón Pelayo de Pediatría fue escenario de un espectáculo a cargo del Circo Tamberlick. Contorsionistas, equilibristas y clowns deleitaron con su arte a los menores y también a sus familiares y al nutrido número de sanitarios que no quiso perderse la cita. Muchos tuvieron que seguirlo de pie. «Hay alguno que por desgracia no puede venir, pero el que puede, baja. Sin duda es una válvula de escape para ellos», señaló la enfermera Maken Górgolas.

La función arrancó a las 10.30 horas después de la llegada de Marijaia y su séquito, txupinera y pregonera incluidas, así como miembros de las comparsas. Valentina, acróbata ucraniana, fue la encargada de abrir el espectáculo con su número de aros. Pequeños y adultos se quedaron con la boca abierta con sus giros y posiciones imposibles. Hegoa, de 4 años, aplaudía al ritmo de la música y le miraba embelesada. Su ama, Haizea Burgués, le había tenido que llevar a una consulta rutinaria y ya se quedaron a la representación. «Una iniciativa preciosa, sobre todo para los niños que tienen que estar ingresados. Les viene muy bien algo de alegría», reflexionó esta joven mientras no perdía de vista a la niña. «¿Quieres una foto con Marijaia?». «Sí», respondió tímida la pequeña, que acabó posando sonriente con la reina de las fiestas.

Otros niños, en cambio, tienen que pasar más tiempo encamados en el hospital, pero tal y como exclamó el maestro de ceremonias, «los sueños se hacen realidad». Uno de los directores artísticos del circo, Xandre Vázquez, se mostró entusiasmado porque era la primera vez que llevaba el circo a un recinto hospitalario. «La empresa tiene dos años y no lo habíamos podido hacer por los protocolos covid», explicó. «Bilbao es una de las ciudades con más tradición de circo y estamos encantados de participar en la mejor feria del país», añadió.

Los artistas salieron por unas horas de la carpa para animar a estos críos, que necesitan una pequeña dosis de ilusión. «Nos gusta acercar la magia del circo a todos los niños que no nos pueden visitar, sacarles una sonrisa porque no lo están pasando bien. Además, los niños no mienten. Si no les gusta, no aplauden, y si les gusta, aplauden. Es el público más exigente», deslizó el joven empresario gallego.

Arte con los aros. Valentina asombró al público con giros y posiciones imposibles.

«El público más exigente»

Uno de los pequeños ingresados en Basurto era Aritz, de 4 años. Se fracturó el codo en las barracas y tuvo que salir con el suero puesto. «Me han tenido que operar», relató al término de las actuaciones en compañía de sus aitas, los baracaldeses María Álvarez y Richard Rodríguez.

Se quedó impactado por el número del último artista, el equilibrista guatemalteco Brian, no exento de riesgo: «¡Parecía que se iba a caer!», gritó con una ligera vocecita. Sin duda, «una experiencia gratificante», en palabras de Elisa Garrote, jefa de Pediatría. «Es muy importante que los niños vengan a más cosas que a la actividad asistencial. Les da vida», valoró. Los 'peques' que no pudieron participar fueron los que se encuentran en aislamiento o en unidades especiales. Sin embargo, para todos ellos y para los que asistieron, el mensaje fue claro: «Hay que sonreírle a la vida. ¡No lo olvidéis!», se despidieron los artistas.

Sanitarios protestan contra el cierre de cirugía cardiaca

Sanitarios de Basurto aprovecharon ayer la presencia del circo y Marijaia para visibilizar su rechazo al cierre de la unidad de cirugía cardiaca de este centro. Osakidetza mantiene su plan de trasladar a los profesionales a Cruces y fusionar ambos equipos. Médicos y personal de Enfermería siguen, por tanto, con sus protestas. «Hubo un comunicado en verano en el que Osakidetza afirmaba que sigue con su plan. Es algo que aún no entendemos y no se nos ha dado una explicación convincente». Los profesionales seguirán movilizándose y contemplan retomar las manifestaciones semanales este otoño.

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