El Valencia traslada al Alavés su interés en el fichaje de Víctor Laguardia

Laguardia, que cumplirá 30 años en noviembre, tiene contrato en Vitoria hasta junio de 2022, con una cláusula cercana a los 40 millones tan disuasoria como negociable. El maño es el jefe de la defensa y uno de los jerarcas del vestuario en su sexta temporada en Vitoria, indiscutible para todos los entrenadores (36 partidos como titular la pasada temporada) y respetado por sus compañeros. Un líder, el guardián del área. Pero el Alavés es un club vendedor. Considera al zaragozano una pieza fundamental en su proyecto, pero no se cierra a un posible traspaso si este nutre generosamente las arcas albiazules. Algo parecido a lo que puede pasar con Pacheco.

Pero esa oferta tan suculenta como para pensárselo no está todavía en las oficinas de Mendizorroza. Ni mucho menos. Con la opción de Otamendi (Manchester City) en la recámara, Laguardia es el central que quiere Marcelino para completar el eje de la zaga junto a Garay, Gabriel Paulista y Diakhaby. Un rol de cuarto central, en principio, que estaría por ver si aceptaría el jugador albiazul, que en la defensa alavesista luce todos los galones. «Llevamos unas cuantas temporadas aquí, estoy muy contento de seguir en el Alavés y ojalá sean muchísimos años más. Será muy difícil devolver todo lo que me ha dado este club y esta ciudad», decía el pasado jueves en la presentación oficial del equipo en la Plaza de los Fueros.

Experto en una defensa baja, contundente al corte e infranqueable en los balones frontales, su adaptación a una línea más adelantada puede presentarse como un hándicap para su decisión en un hipotético acuerdo entre clubes que se antoja aún muy lejano. La crisis valencianista entre Peter Lim y Mateu Alemany tampoco ha ayudado en la capital del Turia y Marcelino respira aliviado una vez resuelta, después de que el director general haya retomado los asuntos pendientes.

«Seguro que ahora se continúan todas las negociaciones que estaban pendientes, tanto de entradas como de salidas», dice el entrenador asturiano tras «una semana difícil» en Mestalla. «La preocupación inundó a todo el club, sobre todo a la plantilla y al cuerpo técnico, porque era un proyecto que había funcionado de forma ejemplar durante dos años. Hay muy pocas experiencias en Europa que hayan tenido este rendimiento basado en un propietario que nos había dado toda la confianza consensuando decisiones. Afortunadamente, el diálogo cerró la herida de forma definitiva y eso seguro que nos hará más fuertes», reflexiona el técnico.

El central espera acontecimientos en reposo. Todavía no ha podido debutar en pretemporada por una contractura, aunque el viernes ya empezó a entrenar junto a sus compañeros y confía en estar «al cien por cien en los próximos amistosos». El siguiente será en su casa, mañana en La Romareda ante el Zaragoza (20.30 horas).

En su ausencia, y dada la tardía incorporación de Maripán y Verdon tras competir con sus selecciones, Garitano tuvo que improvisar con Rubén Duarte en el eje de la zaga como compañero de Rodrigo Ely, pero el andaluz volvió al lateral izquierdo en el último encuentro, ante el Racing. La hipotética salida de Laguardia debería conllevar una incorporación importante en la demarcación de central, pendiente también de Maripán.