El uno a uno del Tenerife-Alavés

Otro mal partido colectivo en el que, casi por descarte, el mejor vuelve a ser el portero. Detuvo su segundo penalti consecutivo, aunque, como el anterior, no sirvió de nada. No lo tiró demasiado bien Enric Gallego, flojo y al centro, pero hay que atribuirle mérito al guardameta.

Empezó mal, midiendo mal en algunas acciones defensivas, y fue parte de los desajustes colectivos que condenaron al equipo albiazul. Al final, al menos, tiró de orgullo para tratar de apretar en los minutos de desconcierto del Tenerife.

Para cubrir la baja de Abqar, sancionado, Luis García optó por el balcánico, que no era titular en el eje de la zaga desde la jornada 10. Le pilló la espalda Enric Gallego en el primer gol local y se mostró lento en algunas ocasiones.

Intenso, pero desafortunado, en el tono gris del balance defensivo global. Quiso sumarse en alguna ocasión al ataque, pero no estuvo afortunado y tampoco le acompañó la escasa producción ofensiva del equipo.

Empezó sólido, con un par de buenos despejes, pero su partido se torció en la acción del penalti, cuando el delantero le gana la partida y se le adelanta en un balón dividido. Dubitativo a partir de entonces. Relevado al descanso por la tarjeta amarilla que vio en esa acción.

No encontró en ningún momento las riendas del partido y, como su compañero en la medular, se vio sobrepasado durante casi todo el encuentro. Errático con la pelota y superado en las facetas defensivas.

Oculto en el naufrago ofensivo colectivo de un equipo que solo al final, ya sin el gallego en el campo, trató de buscar coraje y dignidad para engancharse a un partido en el que no estuvo nunca. Detallitos escasos.

Esta vez no fue el jerarca que suele ser en el centro del campo, desbordado, como todo el equipo, y superado en los balones divididos. No dio el equilibrio necesario al colectivo; como muestra, el segundo gol chicharrero, que pilló al bloque roto.

Algún intento aislado y sin continuidad, casi siempre en solitario, con más corazón que con cabeza. Debe dar mucho más para volver a ser el extremo desequilibrante que necesita el equipo, que no ha aparecido en las últimas jornadas.

La lesión de Miguel le abrió las puertas del once por tercera vez en el campeonato. Extraviado de nuevo: perdió varios balones de espalda, volvió a estar desconectado del juego colectivo y apenas generó acciones positivas.

Tercera titularidad liguera del extremeño, que no formaba en el once desde el 1 de noviembre. En la posición de enganche que suele ejercer Guridi, pero sin enganchar en ningún momento. Desaparecido, no termina de encontrar su rol en el equipo.

Aportó chispa y rozó el empate con un disparo al palo en el descuento.

Trató de dar orden y liderazgo a la desajustada defensa alavesista.

Entró en una posición más retrasada de lo habitual y, sin hacer nada del otro mundo, dejó claro que es imprescindible.

Reapareció tras meses de lesión y en 18 minutos hizo más que Hara en 72. Marcó con fortuna, pero gol, al fin y al cabo.

Volvió a jugar tras cuatro jornadas inédito y no apareció demasiado.

No está sabiendo aprovechar sus oportunidades, con un rendimiento que está muy lejos del que ofrece el titular en su puesto. La recuperación de Sylla le pone las cosas más complicadas a un ariete que apenas está sumando.

Volvió al equipo tres meses y medio después de lesionarse y lo hizo con gol. La única noticia positiva de una mala tarde, porque, visto lo visto, está claro que la delantera alavesista necesita refuerzos.