Según el psicólogo Kurt Lewin, «no hay nada más práctico que una buena teoría». Y según Luis García Plaza, también. En casi todo en la ... vida, y más concretamente en el fútbol, la teoría siempre viene después de la práctica. La típica frase: «¡Bah! eso es teoría». Digamos que teoría es la conclusión a la que se llega después de la observación o el análisis que proporciona la experiencia relacionando las causas con sus efectos. En el caso el fútbol sería la que se llega a través de más de los cien años de existencia con sus miles de partidos y personas (jugadores, entrenadores, aficionados, analistas…) anotando en un libro incontables experiencias.
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Y cuando se relacionan sus causas con sus efectos, aparece la teoría. Por eso, las teorías no son inventos sino descubrimientos. Y porque uno haya jugado no sé cuántos años de profesional ya tiene la suficiente experiencia para ser entrenador no deja de ser una trampa. Una trampa para atajar e introducirse rápido y sin experiencia como entrenador en este mundillo del fútbol.
Como afirmó una vez Arrigo Sacchi, «para ser buen jinete no hace falta antes ser caballo de carreras». Yo pienso que será más garantía científica las miles de experiencias que se recogen en un libro que la de un simple jugador de fútbol en sus diez años de profesional. Pero a donde quiero llegar es a esa teoría o discurso que comentó nuestro entrenador nada más llegar a Vitoria. Y está claro que la está poniendo en práctica. Porque como dice el científico, «no hay nada más práctico que una buena teoría». Afortunadamente hemos comprobado cómo aquel discurso o falsas teorías de temporadas anteriores ya no se escucha ni desde el banquillo ni desde el entorno. Mensajes tan recurridos como por ejemplo lo de que el equipo se empieza por detrás; lo primero, portería a cero; la solidez defensiva por encima de todo... O para dar equilibrio, dos pivotes defensivos, incluso si son tres, mejor. Se exigía que los interiores o extremos sean un doble de los laterales. Lo de la manta pequeña también era muy recurrido. Se le pedía al Alavés que estuviera más preocupado por las obligaciones que por las posibilidades o sea, destruir más que crear. Incluso reclamábamos un equipo reconocible más por no dejar jugar que por intentarlo hacerlo.
Nos reíamos del dominio territorial y de la posesión porque hubo más de un partido que ganamos pasando un par de veces de medio campo. Pero esta campaña todo es diferente. Ya escuchamos cosas inéditas en este equipo como lo de querer llevar la iniciativa y en campo rival, algo que evidentemente sin posesión es imposible. Por lo tanto, aceptamos la posición como algo natural. Se ve cómo se intenta salir jugando desde atrás. Algo que no deja de ser una paradoja ya que en campañas anteriores y en una categoría superior no dábamos tres pases seguidos. Hemos descubierto un puesto que ya lo habíamos olvidado, el medio punta y el juego entre líneas. Esto entre otras cosas y todo gracias al míster y su teoría, lo cual confirma lo del científico, que no hay nada más práctico que una buena teoría.
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