Un Alavés en cuarto menguante

Si hace apenas un mes el Alavés lucía su flamante liderato en luna llena ahora ha entrado en cuarto menguante. Después de dos derrotas consecutivas. Porque en apenas cinco días ha caído en dos ocasiones cuando antes, en los 17 encuentros iniciales de la competición, solo había cedido una vez. En Granada y también este miércoles en Tenerife llegaron esos errores defensivos graves, penalizados por el rival, que convierten la posibilidad de puntuar en una utopía. La que rozó pese a todo la escuadra albiazul con el balón final de Javi López al palo. Hasta entonces la escuadra vitoriana había conseguido un gol sin una sola ocasión clara. Y es que el tanto de Sylla, tras un extraño rebote en un defensa, resultó un espejismo dentro de un duelo donde el oasis solo lo disfrutó el Tenerfie. Ese equipo exigido y 'enrabietado' como esperaba Luis García. Les bastó a los isleños con meter intensidad al duelo, aprovechar lo que volvió a conceder de más el Alavés y aferrarse al césped para lograr un triunfo que les sacó de la zona complicada.

El partido había arrancado con la obligada remodelación del once albiazul. Ante la la acumulación de bajas (Abqar, Salva Sevilla, Alkain y Miguel) el preparador alavesista optó por una reconstrucción con Sedlar de central, Moya en el eje, Jason la derecha y Taichi Hara como ariete. A ello el técnico albiazul añadió la decisión técnica de dar descanso a Guridi para incorporar a Rober a la media apunta. Las conclusiones generales de modificaciones tan profundas apuntaron también a que Laguardia, que comparecería tras el descanso, sigue a juicio del entrenador sin el ritmo necesario para disputar un choque de Liga completo. Con la mitad del equipo modificado y casi irreconocible, el Alavés apenas apareció antes del descanso.

Más bien dio continuidad a los problemas defensivos que ya vivió en el duelo en Granada. El Tenerife fue más intenso, tuvo más fútbol y llegó más al área de Sivera. No obstante, de nuevo los errores graves marcaron el duelo en esta fase. Una noche complicada para Maras, que cometió primero penalti ante la pillería del veterano Enric Gallego para adelantarse al despeje y después se inhibió en un centro donde no pareció entenderse con su portero. Un Sivera que antes había detenido la pena máxima de Enric Gallego, como ya hiciera con otra en Granada. Detener dos penaltis y perder dos partidos no es una ecuación que suela repetirse en el fútbol.

Pero si los problemas llegan por el centro de la zaga, pocas soluciones hay. La contundencia de tantas jornadas se ha diluido en las dos últimas. Aunque la realidad es que el Alavés de nuevo vivió escaso de fútbol. Otra vez espeso para casi todo lo que supone tener un mínimo de fluidez. Es decir, sacar bien el primer pase después de recuperar el balón y encontrar algo de precisión cerca del área adversaria. Las individualidades tampoco aparecieron. Lo más destacado, de hecho, resultó el regreso de Sylla al equipo. Se mire por donde se mire y sin responsabilidad alguna para el japonés no es de recibido que el Alavés salte al césped con Taichi Hara como delantero titular. Al menos si pretende ser un aspirante serio al ascenso.

El Alavés acabó por echar de menos de nuevo a Salva Sevilla, el futbolista que suele al menos aportar algo de criterio cuando se nublan las ideas. Sin él sobre el césped, casi nada fluyó. Un contragolpe del Tenerife había acabado prácticamente con las opciones en el inicio de la segunda parte, aunque el cuadro albiazul, no sin fortuna, batalló hasta el final tras unos cambios que activaron levemente a la escuadra albiazul. El Alavés se encontró un gol en una acción aislada, apretó con coraje e incluso pudo empatar en un disparo lejano de Javi López, de lo mejor este miércoles. Habrá que quedarse con esa insistencia. No hubo mucho más a lo que futbolísticamente agarrarse. Y llega a Mendizorroza el Levante.

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