Sivera vuelve a vestirse de héroe en Mendizorroza

El 22 de diciembre, en Mestalla, el capitán se rompió «por tres sitios», como él mismo explicó, la base del segundo metacarpiano de la mano izquierdo. Pasó por el quirófano y estuvo seis semanas de baja. Y el 8 de marzo, frente al Villarreal, fue expulsado por tocar el balón con la mano fuera del área en una jugada en la que se llevó un rodillazo en la cabeza de Ayoze. Sufrió un traumatismo craneoencefálico y una lesión en el labio que requirió cirugía. Dos contratiempos que le alejaron del césped y le hicieron sentir «mucha rabia», aunque también le sirvieron de aprendizaje: «Lo que no te mata te hace más fuerte».

Semanas de baja en las que Jesús Owono y Adrián Rodríguez ocuparon su lugar. Sin embargo, cuando volvió al césped, Sivera fue decisivo y ganó puntos para su equipo. «Sivera ha estado muy acertado», asumió resignado Vicente Moreno después del empate (1-1) entre su Osasuna y los vitorianos en Mendizorroza. Un duelo en el que el capitán albiazul fue determinante con sus cuatro paradas.

El alicantino desesperó a Budimir, con estiradas para salvar dos potentes cabezazos. El cancerbero también reaccionó con reflejos a un chut de Rubén García que se colaba para desviarlo. Y en el epílogo, evitó con un vuelo un gol de falta de Arnaiz. Cuatro intervenciones que dieron continuidad a los paradones que coleccionó en la primera vuelta en el empate (2-2) en El Sadar en el estreno liguero en el Alavés de Eduardo Coudet.

«Sivera es un gran portero. Vamos a necesitar mucho de su capacidad», apuntó entonces el Chacho, que destacó su labor en el juego aéreo. «Se comportó muy bien. Estos balones son difíciles de contrarrestar si no tienes un portero valiente», añadió el entrenador argentino, que edificó la permanencia en las últimas jornadas gracias a su blindaje defensivo. Mouriño y Garcés levantaron un muro alrededor de un Sivera que transmitió tranquilidad y seguridad.

Dentro del gran sprint final de los vitorianos, Sivera ha sido clave con cuatro porterías a cero y apenas dos goles encajados en las últimas seis jornadas. Números que le han permitido rozar las cifras de la pasada campaña. Entonces, Sivera recibió 38 goles en 34 partidos y se quedó en 10 duelos sin encajar, con los que acabó quinto en la carrera por el Zamora. Este curso ha encajado 39 tantos en 32 choques, con otras 10 porterías a cero.

«Cada campaña intento trabajar día a día para mejorar y para que el equipo se sienta seguro», confesó en verano. Y una temporada más –y ya van ocho en Mendizorroza–, Sivera ha sido el guardián del Alavés. Sus 'salvadas' han vuelto a sostener a los babazorros, acostumbrados a que su portero sea tan decisivo como sus delanteros. Y como tal, Mendizorroza corea su nombre tras cada uno de sus milagros, rezándole a San Sivera para que le mantenga en Primera.

Además, ha sido uno de los líderes del vestuario en una temporada llena de baches hasta lograr la salvación. «Como capitán sufro más. El sentimiento es mayor y no puedo transmitir dudas», reconoció el portero, que siempre confió en lograr la permanencia. Dicho y hecho.