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I. AIZPURU
Alavés 0-1 Cádiz

Sentir los colores

ANÁLISIS ·

No sólo es bajar, que ya volveremos a subir, sino cómo lo hemos hecho, con una falta de espíritu, orgullo y ambición que no se entienden

El Alavés, como colista de Primera División, perdió también el último partido de la temporada en casa para salvar a un Cádiz que aprovechó el ... inesperado traspié del Granada ante el Espanyol, que no del Mallorca en Pamplona. Se notó la ansiedad amarilla que sólo al final pudo marcar el gol de la permanencia ante un Alavés que sin sus vacas sagradas por lo menos no regaló el partido.

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La mejor noticia albiazul fue el estreno del canterano vitoriano Unai Ropero, futbolista polivalente con proyección, que ha arriesgado su carrera quedándose en Vitoria. Porque con este descenso de bruces a Segunda veremos si la dirección del club destina por fin los recursos necesarios que se merece la gran afición de este equipo centenario.

Es otra oportunidad, con la ayuda económica de LaLiga, para hacer un proyecto sólido, de verdad y una vez por todas, y no fuegos artificiales con ingeniería financiera. Ya vale de intentar auxiliar al Baskonia de baloncesto, al Istra croata, al Bakh y de invertir en terrenos y universidades privadas con dinero público de nuestras instituciones y de las arcas del Deportivo Alavés. Parecemos tristemente el hijo bastardo o adoptado, con más potencial, pero no el primogénito. Pero para eso hay que sentir o por lo menos ser un poco listo, los colores alavesistas, que antaño parece que estorbaban.

Con todo a huevo y después de una ocasión perdida con otro empresario venido de fuera como Gonzalo Antón, parece que al alavesismo se nos toma por tontos. Qué pena que la mayoría del capital social esté en las mismas manos, a diferencia de nuestros vecinos Eibar, Osasuna, Real Sociedad y Athletic, este sin ser sociedad anónima.

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Es decir, después de una mala gestión, que pase el siguiente mediante la meritocracia y no la 'Dios-a fortuna'. De esta forma, no hay un sentimiento de identidad que se transmita desde el palco al terreno de juego con un continuo desfile de futbolistas y entrenadores sin pena ni gloria y sin alma ni honor. No sólo es bajar, que ya volveremos a subir, sino cómo lo hemos hecho, con una falta de espíritu, orgullo y ambición que no se entienden, sino priman otros intereses personales que no los del alavesismo. El trabajo y el esfuerzo son palabras 'huecas' y ya innegociables a este nivel profesional y lo que hace falta es representar al Alavés con la dignidad que se merece, esté en la categoría que esté.

No haría falta sonrojarse por la calle con menos palmaditas en la espalda y basta ya de excomulgados y más gestionar de forma transparente para que la afición al fútbol, que se cuenta por legión, sienta orgullo de pertenencia y no tenga que fiscalizar como un padre cuando su hijo juega fuera de casa. ¡Beti Alavés, 'manque' pierda!

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