La Segunda División, una máquina de triturar ilusiones

Está claro. Si solo suben tres equipos y son al menos doce los aspirantes convencidos, y sumamos los cuatro que descienden, las matemáticas no engañan: más de las tres cuartas partes de los conjuntos no cumplirán con los objetivos. Algo que los críticos muy exigentes lo llamarán fracaso. Esos mismos que al subcampeón del mundo le tildan de acabado.

Es evidente que esta categoría es una máquina de triturar ilusiones, expectativas, entrenadores, proyectos y presupuestos. Tal vez el fallo es de cálculo por generar ilusiones engañosas fáciles de vender pero muy difíciles de cumplir. En vez de tomar la competición como un reto, una ilusión, un sueño, algo que disfrutamos cada fin de semana y donde los únicos fracasados sean los criticones. Decía uno que la diferencia entre un objetivo y un sueño es cuestión de ponerle fecha. Para eso, lo mejor, lo típico, partido a partido, ilusión tras ilusión, que las fechas las carga el diablo.

Claro que por aquello de que no hay bien que por mal no venga, los que de rebote se benefician de esta situación de tensión, prisas y desesperación paradójicamente son los mismos que más las sufren. Me refiero a los entrenadores, muchos jugadores y por supuesto los representantes o comisionistas. Por aquello de a río revuelto, ganancia de pescadores. La desesperación de muchos clubes lleva a tirar la casa por la ventana. Por ejemplo, en vez de entrenar 22 técnicos casi todas las campañas terminan haciéndolo más de 30. Y luego están los futbolistas descartados que en el mercado de invierno puedan hacer el agosto. Y por supuesto, los comisionistas, porque cuanto más revuelvan el mercado, más bajas y altas, ventas y compras se produzcan, más negocio. Cuanto peor, mejor, como la economía.

Por cierto, creo que el bueno de Luis García estará al tanto de la trituradora de entrenadores que es el Alavés. Por lo tanto ya ha comenzado la cuenta atrás. Y si además se queja de algo del club, el cronómetro se acelera. Y razones tiene de sobra para hacerlo porque como ya lo comenté, entre el despropósito del mercado, las inexplicables gestiones financieras de la casa. las complicadas gestiones de entender de la secretaría técnica, resulta que empezamos una liga donde hay que ganar por lo menos la mitad de los partidos y empatar casi todos los demás.

La pregunta es recurrida en estos casos: ¿Cómo ves al equipo? Me pasa igual que cuando te preguntan ¿qué tal estás? Siempre contesto: ¿con respecto a quién? Porque el Alavés será una cosa u otra con respecto a los demás conjuntos y por lo que veo los demás no me generan mucha confianza respecto al mío.