«Si seguimos fieles a nuestro estilo de juego, tendremos la oportunidad de ganar»

- El manual del buen alavesista reserva un capítulo al sufrimiento.

- (Risas). ¡Qué manera de sufrir! Al Alavés le tengo un cariño especial porque entre otras razones es el equipo en el que más años pasé como jugador profesional. ¡Mira! El otro día estaba viendo por la tele el Cádiz-Valladolid y me vino a la cabeza que era una más de esas muchas películas que viví en los campos. Pero no echo de menos esta etapa, en absoluto. Ahora bien, sufrir por algo tan bonito como un ascenso, aunque sea una 'obligación', un objetivo marcado, sí merece la pena. Recuerdo el que conseguimos en Elche (2005), la alegría de la gente... La máxima felicidad la disfrutas en el fútbol como en ninguna otra faceta laboral.

- La Segunda división está siendo particularmente igualada, cuatro equipos separados por tres puntos con posibilidades reales de subir en la última jornada.

- Está siendo un campeonato muy divertido. Ha habido momentos en los que los aspirantes fallaban todos a la vez, como si no quisieran subir. Ahora se han puesto de acuerdo para hacerlo al revés y ponerle picante. Es una liga muy larga, también una liga que se le hace muy larga al jugador. Para el espectador neutral está siendo apasionante y para los aficionados de los implicados, quizás ya no tanto. Si al final se consigue el premio, ese sufrimiento del que hablamos se dará por bueno.

- ¿Qué le dice la razón, ya no tanto el corazón, que supongo será más albiazul que amarillo, de cuál puede ser el desenlace el sábado en Canarias?

- Las Palmas viene de una gran victoria a domicilio ante un equipo gallo como el Cartagena pero es que la semana anterior había empatado en casa con el Villarreal B. Tampoco el Levante pudo con un Ibiza descendido. Los equipos sin opciones en la clasificación se juegan su prestigio y nadie, nadie te regala absolutamente nada. Nosotros (el Alavés) también venimos de ganar en casa, de competir bien... El partido tiene trampa para Las Palmas. Juegan en su casa, el empate les vale pero al mismo tiempo no les vale y pueden sentirse favoritos, pero la pasión, la atmósfera que les rodeará estos días y durante el encuentro les pueden pasar factura. Ahí estará el Alavés para aprovecharlo. Veo un encuentro bonito e incierto.

- ¿Qué va a ser del Eibar? Va camino de pasarle lo mismo que hace un año, cuando perdió el ascenso directo después de tenerlo bajo control y también falló en el play off con todo de cara.

- Fíjate que yo le veía como el más fiable y sin embargo se ha venido abajo estrepitosamente. Pesará a los chavales jugar ahora la promoción después de lo que les pasó el año pasado. Aparecen los nervios y los miedos.

- ¿Sigue al Alavés?

- Sí, claro, lo sigo por la tele regularmente aunque a Mendizorroza no he vuelto.

- ¿Y qué le sugiere?

- Ha apostado por no ser protagonista con el balón y le va bien. Recuerda que nosotros aquel año que subimos con Dmitry tampoco llevábamos el peso del juego. Jugábamos juntitos, replegados y después aprovechábamos los espacios y la rapidez de la gente de arriba como Bodipo, Nené, Rubén (Navarro) o Quique (de Lucas) para rematar los partidos. Nos fue bien. Salvando las distancias, este Alavés se le parece en ese modelo de juego. ¡Cuidado! No es nada fácil llegar a la última jornada en la situación en la que está, dependiendo de sí mismo. Nosotros somos el Alavés y nos podemos creer que somos los mejores, pero, ¡ojo!, los demás también tienen plantillones, presupuestos... Y mira los que se han quedado por el camino. No es el mejor escenario para jugarte el ascenso, pero ya hubiéramos firmado al principio llegar en esta situación de privilegio. Nos ha venido de esta manera, pues vamos a por ello.

- Habla de un estadio incómodo para jugarse la temporada a cara o cruz. Es la grancanaria una grada apasionada, con más de 32.000 espectadores. ¿Qué le espera al Alavés?

- Yo jugué allí dos años en Primera. En el primero nos salvamos bien y en el segundo descendimos después de ser incapaces de ganar un partido de los siete últimos. Sacamos solo dos empates y nos fuimos a Segunda. Es una afición muy del estilo de las sudamericanas, muy apasionada, el fútbol es el centro de sus vidas, y todo eso el jugador lo capta para bien y para mal. Te llega a pasar factura si las cosas se tuercen. Tan pronto te llevan en volandas como te hacen responsable de las derrotas. Hay que saber gestionarlo. En este caso, si el partido les va de cara, será difícil pararlos pero si por el contrario se les pone mal...

- No es Luis García ni está en esa caseta, ¿pero que cree que debe hacer el Alavés para que le vaya bien?

- Tiene que seguir siendo fiel a su estilo, no renunciar a una manera de jugar que le ha ido muy bien todo el año. El Alavés va a tener su oportunidad, su momento. Tendrá que parar la avalanche inicial de ellos, jugar con los tiempos, que no tiene por qué ser interpretado como conformista, y golpear cuando le llegue la ocasión. La va a tener, segurísimo.

- Se ha referido a aquel Alavés de Piterman que subió con usted en sus filas. Más allá del personaje, que trajo el caos y llevó a la entidad al límite, montó una gran plantilla para su primera experiencia en Segunda.

- Era un gran conjunto, sí. Varios de aquellos jugadores hicieron luego carrera. Dimos el nivel que exigía la categoría para ascender y eso que tuvimos una racha horrible de seis partidos perdidos después de ser líderes. Creo que luego ganamos otros tantos de los últimos o algo así. Bueno, no sé, fue algo de locos, rocambolesco.

- Como el propio Piterman.

- Pues sí (risas). De cara a gol teníamos dos jugadores determinantes, dos que además se entendían muy bien en el campo como Bodipo y Rubén Navarro. Nené... Luego se fue al Celta, al PSG. Ya te he comentado, algo parecido a este Alavés en cuanto a modelo de juego. Y no seré yo quien le quite la razón a Luis García con lo bien que le está yendo para depender de sí mismo en la última jornada en una división tan igualada como la actual, con los pedazo de aviones que hay. Somos el Deportivo Alavés pero hay otros conjuntos que por tradición, presupuesto y plantilla también se creen con derecho a ocupar esas plazas.

- Fueron los de usted, en su mayoría, años duros, muy duros como jugador del Alavés. Excepto el del ascenso y la campaña de Primera con final amargo, le tocó soportar las chaladuras de Piterman y después las temporadas de intervención judicial. Pasado el tiempo, que casi todo lo sana, ¿con qué se queda de aquella etapa de seis años en Vitoria, sus últimos futbolísticos?

- Llegué al tope y eso que me quedaban dos años de contrato. Siento amargura. Antes y ahora parece como que el jugador profesional no puede decir que quiere dejar de jugar. Se nos ve como privilegiados y sin derecho a decidir por nosotros mismos. ¡Mira! En aquellos años, yo me levantaba por las mañanas y no quería ir a entrenar a Ibaia o Mendizorroza. No, no... Tú sabes también que se enturbió mi imagen, se me puso un poco en el disparadero. No me sentía a gusto. Había ganas de borrar todo lo que recordaba a Dmitry. Salió también 'el Pulpo', fíjate Astudillo, con lo que había sido en el Alavés, la persona más honrada que puedas conocer, que renunció a un montón de dinero para que el club no desapareciera. Fue todo muy duro. Por esa necesidad que te decía de limpiar el pasado, los jugadores fuimos saliendo uno tras otro por la puerta de atrás. Renuncié, renuncié a seguir jugando con lo que suponía, sabiendo lo que cuesta sacar un jornal ahora que trabajo en una tienda. De hecho, no he vuelto a 'Mendi', a mi casa durante seis años. Me puede aquello. Pero luego me llamas, hablamos del Alavés y me siento bien, muy agradecido, recordado, querido. De vez en cuando voy a Vitoria y me reencuentro con gente, como, paseo... Si Vitoria es un encanto.

- ¿El sábado verá el partido?

- ¿Cómo no lo voy a ver? Si soy del Alavés. A ver si sale todo bien y volvemos a Primera. Ojalá. Y si no, quedará el play off.