Todo es posible en Mendizorroza

Lo peor para el cuadro alavesista no era la clasificación sino que la temporada se había planificado con miras más altas. El entrenador era José Iglesias, Joseíto, que tenía tras de sí una gran experiencia como técnico, incluyendo varias campañas en Primera, donde precisamente había dirigido al Granada. A la plantilla se incorporaron ese año, entre otros, Morgado, Salamanca, Pavón, Baena, Marín y dos jóvenes que apenas jugaron pero que en el futuro darían mucho que hablar: el portero Alberto Garmendia y el defensa Alexanko, cuyo paso por Vitoria fue fugaz, al ser repescado por el Athletic a mitad de temporada, pero que llegaría a ser 34 veces internacional con España. Además, siguieron siendo clave nombres como Rodri, Valdano, Urquía, Bea, Sánchez Martín, Arambarri o Zuloaga.

Antes del encuentro contra el Granada, en Vitoria había mucho nerviosismo ante la incierta trayectoria del once alavesista: «Lo que parecía un camino de rosas cuando se inició la Liga (…) se ha convertido en una auténtica tortura que conduce al calvario que ha de soportar la hinchada albiazul temporada tras temporada». Así las cosas, el Alavés-Granada era clave para ambos. El enfrentamiento terminó con empate a cero y un solo tiro entre los tres palos, obra del visitante Insfran. Y eso que el Alavés dominó más, pero lo hizo infructuosamente. Los nazaríes estrenaban ese día el tercer entrenador del ejercicio, el brasileño Vavá, que terminó contento con el punto conseguido a domicilio.

Por su parte, Joseíto criticó el arbitraje del aragonés Yera del Campo, defendió el esfuerzo de sus jugadores y censuró que la prensa fuera tan dura con sus chicos: «Mira, vosotros lo estáis poniendo todo muy triste. Estoy de acuerdo en que estéis disgustados, lo mismo que los aficionados, pero debemos estar contentos porque el equipo ha jugado y creado actuaciones para ganar el partido».

En efecto, los comentarios de la prensa fueron muy pesimistas. 'Norte Exprés' tituló con ironía: «Todo es posible en Mendizorroza»: «Esto no tiene remedio. Pasó la festividad de los Reyes Magos y el Deportivo Alavés continúa en plan dadivoso en su campo de Mendizorroza y cediendo puntos a cualquier hijo de vecino (…). Los aficionados tocan madera cada vez que su equipo tiene que jugar en casa y se preparan para el sufrimiento con todas las consecuencias. La pura verdad es que uno se sienta ante la máquina de escribir y no sabe ni qué decir ante estos absurdos y reiterados tropiezos que están conduciendo al Deportivo Alavés a una zona sumamente peligrosa y alarmante para un conjunto que salió a la competición con otras pretensiones bien distintas».

Uno de los que jugó con el Granada fue «el rápido y buen extremo» Quiles, por el que el Alavés se había interesado al inicio de la temporada, según reconoció él mismo: «Sí, hubo contactos para ficharme. Concretamente, el día antes de iniciarse la Liga, con la visita de nuestro equipo a los Cármenes». Sobre el Alavés, Quiles pensaba que «tiene mucha garra y está bien preparado. Sus hombres no pararon de correr durante los 90 minutos. Posee el estilo 'made in Joseíto', que yo conozco muy bien».

Quiles acertó y el Alavés se recuperó, abandonando -según reconocía Joseíto- «el fútbol de salón para hacer fútbol de garra, de Segunda División». Al final quedó el octavo. El Granada también se recobró y terminó décimo. Curiosamente, al año siguiente Quiles recaló en el Alavés, donde estuvo tres años, antes de volver de nuevo a Granada.