El Alavés se agarra al flotador

Antes que nada, apuntar que el videoarbitraje acertó en las dos acciones decisivas de la segunda mitad. Primero para anular el tanto de Satrustegi, que empujó a Javi López antes de cabecear en un córner. Después, para evitar también que el tanto de Arturo subiera al marcador..El jugador local protestaba desde el banquillo y decía aquello de 'no me la puedo cortar', en referencia a la mano con la que se ayudó, sin querer, para culminar la acción del tanto. Es difícil pedir peras o manzanas al olmo cuando las revoluciones suben al límite, pero quizás convendría que los futbolistas repasen de vez en cuando el reglamento. Una mano que acaba en gol con continuidad en la acción por parte del mismo jugador es siempre punible.

La realidad dice, eso sí, que esos dos tantos anulados resultaron fruto de una segunda mitad demasiado descontrolada y donde la escuadra vitoriana perdió el control del juego. El que antes había ejercido con bota firme, agresividad ofensiva como pedía su técnico y solo falta de acierto para finiquitar por la vía rápida. Miguel y Alkain pudieron haber colocado un 0-2 en los doce minutos iniciales.Luis García, como había advertido, había vuelto a darle la vuelta al calcetín de la alineación. Hasta siete cambios respecto al choque ante el Oviedo. Sólo Sivera, Abqar, Maras y Salva Sevilla repitieron. Para conformar un once donde quizás lo más relevante fue la ausencia inicial de Guridi, que en esta semana de tres partidos sí entró en las rotaciones. No hubo, en cualquier caso, ninguna línea sin un profundo retoque para mantener las piernas frescas. Laterales nuevos (Arroyo y Javi López), el regreso del sancionado Benavídez y, además, la completa modificación del frente de ataque (Alkain, Róber, Abde y Miguel). Laguardia, la gran novedad en la convocatoria, se quedó en el banquillo.

El Alavés funcionó con notable alto mientras el duelo se mantuvo en parámetros futbolísticos normales. Aunque se puso por detrás en el marcador -algo que casi no se recordaba ya- en una acción aislada. A un despeje algo forzado de Sivera respondió Arturo con la volea de su vida. Habría que ver si emboca otra igual en cien intentos. Aunque los dos goles válidos del partido resultaron de esos que rara vez se repetirán. Un cuadro albiazul que acumuló opciones ante la meta cántabra, acabó por marcar en una jugada inesperada. Una acción a balón parado en corto que acabó con remate de Abde y floritura de Miguel para marcar de tacón al desviar el balón. No le quedaba otro recurso y lo aprovechó. Otra cuestión es que algo similar vuelva a ocurrir.

Sufre Laguardia en su debú

La capacidad para observar múltiples partidos en uno es recurrente en la categoría. Nadie es, salvo algún caso aislado, capaz de ser muy superior al rival de forma constante. Antes del descanso el Alavés llegó por momentos a bordar el juego. Con salidas desde atrás notables, con pases entre líneas, llegadas al área por las dos bandas, sobre todo con Alkain, que acabaría expulsado, y un punzante Arroyo, y llegada masiva de jugadores al remate. A eso hay que oponer minutos de la segunda mitad con muy poco que contar sobre el juego vitoriano. Rioja entró, aunque no pudo con un intenso Dani Fernández y tampoco Guridi aportó cierta diferencia. Esta vez la apuesta ofensiva de Luis García con el guipuzcoano en el doble pivote junto a Moya para acabar con la doble punta Miguel-Taichi estuvo lejos de funcionar. En el choque donde Laguardia regresó en un momento de sufrimiento para el cuadro vitoriano y rozó el penalti en una jugada que el VAR, en su única decisión discutible, no comtempló por fortuna como revisable. Acabó el Alavés acurrucado en su campo y sin balón. Cuando el partido se enredó con las paradas por el VAR y algunos roces entre futbolistas, el Racing creció y el cuadro albiazul se sostuvo con más fortuna que solvencia. Puntito, pese a todo, para seguir adelante.