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No había más alternativa que ganar o ganar después de la victoria del Espanyol ante el Valladolid y de la campanada del Leganés frente al ... Atlético. Coudet lo tenía claro en la previa, cuando ya intuía que el equipo arrancaría el partido en puestos de descenso, y envió ese mensaje a sus futbolistas. Seguramente con palabras y también con un hecho irrefutable. En el minuto 64, cuando aún todavía no había hecho efecto sobre el juego la expulsión de Perraud, el técnico albiazul retiró del campo a Antonio Blanco por Toni Martínez. A un mediocentro (amonestado) por un delantero.
Sin el cordobés, ancla y proveedor principal del necesitado equilibrio albiazul, el Alavés entendió el encargo. Guevara asumió la responsabilidad como correspondía, con galones de capitán, el resto de jugadores por delante de la defensa se lanzaron en busca del necesario primer triunfo del Chacho Coudet, impecable en su planteamiento. Hasta para mantener sobre el campo a un Kike García que ya daba muestras de cansancio.
Más de uno se llevaría una sorpresa al comprobar el once titular ante el Betis. Moussa Diarra se mantenía en el eje de la zaga pese al error de la jornada anterior contra el Girona, de los que «no se pueden volver a cometer», tal y como advirtió el técnico argentino. Pese a contar con otros tres centrales disponibles en el banquillo, para envidia de su amigo Pellegrini, sin apenas efectivos en defensa, el entrenador apostó por darle un voto de confianza al joven maliense. Una especie de terapia de choque que funcionó a la perfección y fortalece al colectivo. Diarra deberá ser titular el próximo lunes ante el Celta en el lateral izquierdo y afrontará el choque con otro ánimo muy distinto al que salió por última vez de Mendizorroza.
El Alavés, que acostumbraba a defender mal y que no en todos los partidos generaba peligro en ataque, es ahora un equipo que apenas recibe disparos a puerta. La suma entre los duelos ante el Athletic, el Girona y el Betis, tres equipos que participan en competición europea, es de tan solo tres remates entre palos. El nudo es que todos ellos acabaron en gol. Ya sea por infortunios o por errores flagrantes de sus jugadores. Una vez queden pulidos los desaciertos individuales, la preocupación defensiva podría quedar rebajada.
Ante el Celta, el Chacho sí podrá contar con Manu Sanchez a pesar de estar cedido por los vigueses pero tendrá la importante baja de Antonio Blanco, que cumplirá ciclo de amonestaciones. Por suerte, Guevara parece dejar atrás el misterio existente alrededor de su figura. Sus actuaciones resumidas en alguna jugada elegante y la pérdida de peso en la construcción de juego quedaron atrás en su hora ante el Girona y ayer en Sevilla. Recuperado para la causa también un Conechny que puede ser vital en la presión, mucho más adelantada y ambiciosa ahora con Coudet. El triunfo es un bálsamo para las ideas del técnico. Esquiva la bala de verse por primera vez en descenso durante toda la semana de trabajo y el argentino aprovechó hasta para darse el lujo de animar a Villalibre desde la sala de prensa. Tratará de tener a toda la plantilla enchufada para un mes de febrero que se torna vital para la salvación, con los duelos en Mendizorroza ante Getafe y Espanyol con visita a Leganés entre medias.
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