Pacheco encaja en el único tiro a puerta en un partido sin apenas ocasiones
La duda estaba servida en la portería. Fernando Pacheco ha sido indiscutible en sus cinco temporadas en Vitoria. Solo siete suplencias en un lustro, auspiciadas generalmente por la recompensa del entrenador de turno a su suplente con el objetivo conseguido. Un seguro de vida que esta temporada ha encajado 1,36 goles por partido, su segunda mejor marca en Primera, después del promedio de 1,14 que firmó la pasada temporada (la mejor en total es de 0,85, en Segunda, con José Bordalás). Por eso sorprendió tanto que, tras cumplir un partido de sanción, estuviera en el banquillo en Vigo. Roberto había cumplido con creces en su papel de suplente, extraordinario en el RCDE Stadium y sólido en casa ante la Real, pero se esperaba la vuelta del pacense, pese a la mala tarde que tuvo ante el Espanyol en el partido de la reanudación liguera. El mejor escribano echa un borrón. Y hasta el héroe más habitual, como es el caso, tiene un día malo.
Tras el turno de espera de Balaídos, recupera su sitio ante Osasuna. Sin mucha exigencia, en la primera media hora de partido. Algún balón largo a sus manos y algún balón parado sin excesivo peligro. Es la tónica del primer tramo del derbi, que no registra apenas ocasiones. Mucho equilibrio, pero poco fútbol. Imprecisiones en un duelo sin dueño y sin un rumbo claro transcurridos los primeros treinta minutos. Sin embargo, en el único tiro a puerta en un partido sin apenas ocasiones erncajó el único gol del partido.