Lo del balón parado, sobre todo si encajamos como ocurrió el domingo contra la Real Sociedad, lleva siempre a una pregunta obligada. Y Mendilibar la ... respondió más o menos diciendo que eso a él le da igual. Al final, de lo que se trata es de defender lo mejor posible tu portería independientemente de qué tipo de acciones aplique el rival.
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A veces, las estadísticas son engañosas ya que su relación causa-efecto no se suele interpretar bien. Lo que sí resulta curioso es seguir escuchando eso de que «hoy en el fútbol las acciones a balón parado (la muy mal llamada estrategia), son importantísimas». Claro que sí, tan importantísimas como hace cien años, porque el porcentaje sigue siendo parecido. Además, si los goles son consecuencia de estas acciones, es porque no son producto del juego elaborado o combinativo, lo cual no indica que sea mejor por una o por otra manera. No es tan importante el porcentaje como sí la cantidad total de acciones que se generen. Y sobre todo, saber interpretar el porqué, el dónde y cuántas veces se producen dichas acciones.
Por lógica, cuanto más merodees el área rival o lo evites en la propia, más probabilidades tendrás de que aparezcan a nuestro favor dichas situaciones. Es curioso que se dé tanta importancia a algunas y nada a otras. Me explico. Acciones a balón parado, o lo que es lo mismo, interrupciones se dan en todos los partidos alrededor de cien. Concretamente en este partido el Alavés dispuso de 45 a favor y 56 en contra entre saques de banda, faltas, córneres y alguna acción más a balón parado. Para la Real, la lectura, a la inversa.
Ante semejantes datos, la pregunta salta por sí sola: ¿No creen ustedes que algo más se puede hacer con todas esas acciones? De aquí esa filosofía o estilo de juego de Mendilibar, donde se apuesta por el dominio territorial más que por el dominio de la posesión para que, si pasan cosas, que pasen en el área o cerca de la portería rival. Y partir de aquí, como se suele decir, «al que Dios se la dé, San Pedro se la bendiga». Allí puede pasar de todo y así vemos como en muchas ocasiones por una mala acción, un mal remate, un mal centro o un mal despeje aparece sin querer un pase de gol o incluso el gol. Algo que ocurrió en el gol de Zubimendi que, por ir con miedo a meter la cabeza, acertó. En las áreas influye más lo aleatorio, la casualidad, el acierto o el azar que la precisión, la planificación o la calidad futbolística de los jugadores. Por ejemplo, cuando se bota un córner a treinta metros de la cabeza o el pie del compañero que va a rematar y rodeado de rivales, ¿qué es más importante, la precisión y la planificación de dicha acción o el número de situaciones y de jugadores que puedan intervenir? Porque a partir de aquí será el acierto el que decida. ¿Y el acierto qué es?
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Está claro, si al fútbol se jugase solo en las áreas, el equipo de mi pueblo, el histórico Alipendi de Araia, se proclamaría en más de una ocasión campeón de Europa.
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