Esperando lo mejor
El Alavés se juega este sábado la posibilidad de ganarle una semana al calendario y entrar en mayo con un hilo de esperanza
Esperando lo mejor y preparados para lo peor. El viejo proverbio sirve para definir el estado de ánimo de la afición albiazul después de caer ... en Mallorca en un partido que podría haber dejado al Alavés a dos puntos -¡dos puntos¡- de la permanencia. Pero son seis a falta de quince por disputar y la escuadra vitoriana se juega este sábado ante el Villarreal en Mendizorroza la posibilidad de ganarle una semana al calendario y, al menos, entrar en mayo con un hilo de esperanza.
Tantas cicatrices acumula el seguidor en este ejercicio que cuesta recuperar la ilusión a medida que se suman los bofetones en pleno rostro. Se trata del habitual mecanismo de defensa contra la frustración porque ya se sabe que el nivel de las expectativas es proporcional a la dureza de la caída. Así que muchos prefieren hablar a estas alturas, posiblemente con la boca pequeña, de la cantidad de desplazamientos cercanos que proporcionaría la Segunda división y del ahorro en el precio del abono de la 2022-23.
Gente curtida en décadas de fútbol de barro que, más allá de las categorías, se ve con naturalidad y orgullo como parte del mobiliario de Mendizorroza. Gente que siempre tiene a mano el ¿para qué te lo voy a explicar si no lo vas a entender? porque anula cualquier razonamiento lógico cuando algún profano le arrincona con argumentos sólidos sobre una adhesión inquebrantable y, posiblemente, inexplicable en términos contables de alegrías y tristezas futbolísticas.
Pero vamos con la jornada y esa visualización positiva que demanda el 'coaching' y es la única posible cuando «todo el mundo te da por muerto y únicamente tienes cosas que ganar», como definía con exactitud el técnico Julio Velázquez en una entrevista con EL CORREO publicada el domingo. El Cádiz cae en Sevilla el viernes por la noche y el Villarreal, después de haber afrontar hoy el rock and roll del Liverpool, se marca una balada en Vitoria que el Alavés aprovecha para batir al semifinalista de la Liga de Campeones. A tres puntos de la permanencia. El Celta sella a media tarde del domingo en Granada su permanencia virtual y espera a los albiazules en Vigo la próxima semana con relajación. El Barcelona, después de perder tres encuentros consecutivos en casa y apurado por la clasificación, solo puede ganar al Mallorca en el Camp Nou.
Si así fuera, el escenario cambia y todo puede ser posible en las cuatro últimas jornadas. Un callejón con salida. Vuelven las mariposas al estómago. Si se utilizó la camiseta de la suerte, se doblará con mimo hasta el siguiente enfrentamiento; si el Alavés ha marcado cuando uno tenía las piernas cruzadas, así permanecerán hasta el final del choque aunque una de ellas se duerma inexorablemente por falta de circulación. Hay rituales que no siempre funcionan pero no por ello pierden vigencia. ¿Para qué te lo voy a explicar?
El Alavés se ha metido por méritos propios en un 'escape room', esas salas de moda donde se ofrecen pistas y un tiempo concreto para superar pruebas que dan acceso al siguiente nivel. Salir del laberinto exige posiblemente ganar cuatro de los cinco últimos duelos ligueros. Pero solo la llave de la primera puerta permite llegar hasta la segunda. Como decía Velázquez, no solo cuenta el factor emocional porque entonces «se trae un animador sociocultural y ya está. El equipo debe saber a lo que juega».
En las circunstancias actuales, además, será necesario que la fortuna que faltó en Mallorca se alinee con los albiazules en los momentos delicados y que el videoarbitraje abra los ojos televisivos al menos con equidad. Lo demás está garantizado. Porque cuando se acerca el partido el pesimismo queda atrás y vibra con fuerza la cuerda de la esperanza.
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