Un misil para el histórico repóker de Lucas Pérez
El quinto gol en cinco partidos de un mágico Lucas Pérez le permite igualar a Wilson, el único albiazul en conseguirlo en Primera hace ya 64 años
Dicen que maravillaba allá por la temporada 1954-55. Fue cuando Wilson Alfredo Jones, un delantero de Ourense pese a sus apellidos y cedido por ... el Real Madrid, mbocó cinco goles en otros tantos partidos en Primera División con la camiseta del Glorioso. Para concluir la temporada con 17. Si ni Javi Moreno en aquella campaña 2000-2001 donde se le derramaban los goles de las botas como si salpicaran había conseguido igualarlo, parecía lejos del alcance de cualquiera. Hasta que un misil tierra-aire emparentó a Lucas Pérez con su paisano gallego para, después de 64 años, colarse en los libros de historia albiazules. Con el mérito añadido de hacerlo para que el Alavés igualara el partido en los minutos finales y acabara con 1.164 días de sequía ofensiva ante el muro Atlético. Con la satisfacción que uno debe sentir cuando, después de dejar sentados a dos rivales, cuela un tanto en las barbas de Jan Oblak, posiblemente el mejor portero del mundo.
Cinco goles en cinco partidos, en una serie que comenzó, sí, aunque ahora parezca una locura, con el delantero alavesista en el banquillo. De allí salió en el duelo ante el Mallorca para aprovechar el penalti de VAR y colocar a los albiazules por delante. Una semana después ejercía de oportunista en el área del Valencia con el 2-1 que dejaba una mínima opción en aquel descuento que menguó sin explicación posible.
Potencia y precisión
Para dejar lo mejor del repóker, en una serie aún abierta hacia la escalera de color, en los tres últimos duelos. El cañón a plena potencia y con precisión de cirujano. Con aquel tremendo remate por el primer palo tras asistencia de Aleix para sentenciar ante el Celta (2-0) o la media chilena en Villarreal tras pescar con el anzuelo de su mágica zurda un balón que despejó bombeado Albiol. Para firmar uno de esos goles que perdurará en el recuerdo. Asier Garitano le había recordado a Lucas en el inicio de la campaña que los delanteros alavesistas deben «trabajar mucho» para poder jugar en este equipo. Da la impresión de que el gallego ha aplicado esa psicología inversa que habla de la motivación que se puede extraer de unas palabras que duelen.
El gol de Lucas Pérez, en realidad, hizo justicia a un Alavés que mereció el empate. Cierto es que la voracidad del calendario y la carga de partidos llevó a Simeone a colocar de inicio sobre el campo una versión light del Atlético. Sin el bombardero Trippier en la banda derecha, sin el bisonte Thomas ni el capitán Koke, sin el enrachado Morata... Con un inusual eje formado por el mexicano Herrera y el exalavesista Marcos Llorente, que no actuaba como titular desde el pasado 1 de septiembre, solo tuvo esta vez la primera parte y rozó la expulsión. A ello se sumaban las ausencias de los centrales titulares Giménez y Savic, así como el delantero estrella portugués Joao Félix. Que aún así el conjunto colchonero tuviese sobre el terreno de juego a un puñado de internacionales hablaba de sus recursos. Ese fondo de armario donde, tras apartar varias prendas de temporada, encuentras todavía ropa de marca. Para el Alavés, como había sugerido Garitano, llegó la tercera repetición del once. También durante los primeros 45 minutos esa sensación que había pronosticado. «Crees que les dominas, pero los rivales apenas tiran a puerta».
La lógica apareció cuando Simeone colocó a la artillería pesada con Thomas, Morata y Koke. En un duelo cerrado y con pocos errores, raro es el partido donde el más cualificado no lo aprovecha mejor. 0-1, casi 0-2 (regresó San Fernando Pacheco) y partido casi cerrado. Al guion de la derrota solo le faltaba el epílogo.
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