El mercado invernal permite alargar la zancada del Alavés en su carrera hacia el ascenso

La de Antonio Blanco, primera contratación invernal, ha sido una de esas irrupciones en el once que prometen y hastan juran. Minutos en la Copa, un notable partido frente al Racing y otro excelente en Anduva. En los últimos años, un buen número de futbolistas llegados en enero a la entidad albiazul se hubieran conformado con lo que el centrocampista cordobés ha demostrado en veinte días. Es evidente que el rendimiento solo se puede medir a medio plazo, pero el Alavés ha ganado un efectivo de alta calidad en una zona del campo que ya estaba bien surtida. Ese 'hemos estado muy mal con el balón' que el entrenador ha repetido en varias ocasiones durante la trayectoria descendente de diciembre y también en otras oportunidades puntuales será más difícil de escuchar de nuevo. Blanco, al nivel mostrado hasta ahora, facilita ese primer pase que supera presiones rivales y junto a Salva Sevilla garantiza la fluidez que en muchas ocasiones se ha echado de menos. De paso, convierten por momentos en atractivo un juego albiazul que en ocasiones se ha parecido demasiado a una digestión pesada. Buenas perspectivas a la hora de generar juego, aunque ya se sabe que solo un Alavés solidario y concentrado permite que las individualidades brillen.

Como segunda pieza añadida, también con pedigrí, ha llegado Asier Villalibre. Para cubrir ese hueco en la delantera convertido en socavón durante la larga lesión de Sylla. Que el Alavés llegase a jugar con Taichi Hara como titular resume la orfandad de una posición que sostuvo durante meses un solitario Miguel. Ahora, con un nuevo ariete ya en la plantilla, a Luis García Plaza se le abre una posibilidad táctica vedada esta campaña. La de actuar de inicio con dos delanteros. En definitiva, agitar la competencia en esa zona ofensiva central donde se han repartido los minutos Miguel, Sylla, Guridi y Róber. Aunque los números se han equilibrado con los seis goles anotados por el cuadro vitoriano en dos partidos (Racing y Mirandés) la realidad habla de un Alavés al que le ha costado demasiado convertir situaciones de ventaja en tantos o incluso en ocasiones claras. Ahí, cerca del área, en el último pase y el remate, se marcan las diferencias.

Todo va a hacer falta a un Alavés enganchado a la pelea. Si es capaz de superar al Eibar afrontará las 16 jornadas finales a un punto del ascenso directo. De igual forma que un resultado negativo ante los guipuzcoanos dejaría las dos primeras plazas a una distancia considerable. Es el peaje por aquella racha de cuatro derrotas consecutivas que quebró una trayectoria espectacular. Nadie espera. La escuadra albiazul, ahora sí con los elementos de los que ha carecido en otras fases, se maneja con muy poco margen de error.