Luis García Plaza ya venía insinuando que no las tenía todas consigo hasta que se cerrara el mercado. Una vez cerrado y después de escuchar ... sus palabras en las dos últimas ruedas de prensa, despejó todas las sospechas que él y los demás teníamos. Mensaje alto y claro, vino a confirmar algo así como que somos uno más de esa docena de equipos aspirantes al ascenso, pero no estamos entre los 4 o 5 favoritos. Su discurso lleva implícito un aviso o un mensaje subliminal dirigido más a navegantes del propio barco que a los de los rivales. O sea, que al Club, a los medios de comunicación y a los aficionados nos quede muy claro que esto es lo que hay y con estos bueyes tenemos que arar. Y qué mejor para comprobar nuestras limitaciones que ver el potencial del rival del sábado, Las Palmas. Éste sí que es uno de esos cuatro favoritos.
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También comentó el viernes nuestro míster con cierta resignación que estaba contento con lo que le han traído, pero también a continuación y muy amablemente añadió que esta plantilla se ha quedado corta. ¡Qué va a decir el bueno de Luis! Está claro que, a partir de ahora, hay que cambiar los conceptos. Donde antes éramos favoritos, cambiar por aspirantes; donde antes había un objetivo, ahora existe un reto. La diferencia está en que los objetivos son obligaciones y los retos ilusiones o ambiciones muy posibles. Las mismas que suelen dar mejor resultado que la presión que ejercen los objetivos. Eso de ser muy optimista y poner metas muy ambiciosas tiene muy buena prensa, pero suele traer malas consecuencias. Lo de ser cauto y coherente con lo que hay, como es el caso de nuestro míster, no es algo que esté muy bien visto. A la larga, y sobre todo para la salud del vestuario y de la convivencia con la afición, son muy recomendables.
Dado que la necesidad obliga, vemos cómo de las dificultades o de las carencias surgen las virtudes. Está claro, es un buen momento para atreverse a lo que muy pocos entrenadores en la historia de este club se han atrevido. Me refiero a contar de verdad con la cantera; perdón, academia. Es una buena noticia ver jugar en el primer equipo sin complejos a los Balboa, Abde, Javi López, Owono, Abdallahi, Abqar y algunos más que todavía no han debutado. La paradoja está en que, cuando más bajo ha estado el equipo filial, es cuando más jugadores han subido al primer equipo. Por lo tanto, cuidado con esas teorías poco fiables que dicen que cuanto más alta es la categoría mejor para la formación. Simplemente por estar más cerca del primer equipo. Hay que matizar mucho, porque a veces se compite tanto o mejor en Tercera que en Primera. En este caso, ¿será por necesidad, por convencimiento, porque se lo merecen o porque el entrenador es un tío muy echado para adelante? Aunque también hay que tener en cuenta lo que dijo Don Marcelo Bielsa: «Sacar jugadores de la base para que luego no tengan continuidad no es colaborar con la cantera» o «hacer debutar a chavales de la cantera para demostrar que no valen es muy fácil». Pero creo que éste no es el caso.
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