Mendizorroza se sume en la apatía tras cuatro meses sin ganar
La grada mantiene la fe en la permanencia, pero pierde fuerzas semana tras semana después de demasiados tropiezos consecutivos
Pocos escenarios han logrado dejar mudo a Mendizorroza. No es fácil callar a un corazón del alavesismo acostumbrado a casi todo, bueno y malo, pero en las últimas jornadas el estadio vitoriano se ha sumido en demasiados e inusuales momentos de introspección fruto de una situación deportiva e institucional muy complicada. El estadio del Paseo de Cervantes ha perdido la alegría. La hinchada albiazul mantiene una fe inquebrantable, pero no ha podido evitar contagiarse de la apatía transmitida por el pobre juego del Deportivo Alavés y, sobre todo, su falta de buenos resultados como local.
Los números avalan la herida confianza de la grada en el equipo. Al encuentro contra el Espanyol, una cita determinante en la pugna por la permanencia, acudieron 17.068 espectadores. Fue la cuarta cifra más elevada del curso y más de 800 espectadores superior a la del encuentro contra el Getafe de hace dos jornadas. El campo volvió a empujar a la plantilla de Coudet. Lo hizo a través de un tifo que deja claro el apoyo de la grada: «Conocemos nuestra historia. Resurges potente otra vez», rezaba la lona. También con cánticos que solo fueron apagados tras el gol visitante en el tramo final. Entonces el desasosiego se apoderó de un estadio que veía de nuevo cómo se escapaban puntos en casa de la manera más cruel. Pero que de la misma forma era consciente de que había vuelto a presenciar otro mal partido de su equipo en el momento más inoportuno.
La mezcla de sensaciones tras el pitido final abarcaba desde el enfado y la frustración a la rabia o el hastío. Por eso las reacciones fueron variadas. Hay quien optó por dar sus últimos ánimos al equipo, aunque la marcha de los jugadores fue más desangelada que de costumbre. Otros también optaron con mantener las críticas que ya habían verbalizado en el choque anterior. Volvieron a oírse gritos de 'directiva, dimisión' y a favor de Luis García, aunque en menor medida. Muchos, la mayoría, abandonaron el recinto tan cabizbajos como preocupados por la tendencia del equipo. El cansancio va deteriorando poco a poco las ilusiones de la grada vitoriana.
Méritos sin premio
También recorrió la mente de muchos hinchas una sensación de frustración familiar. Que el equipo de Coudet no había sido inferior a un rival que necesitó presentar muy pocos méritos para ganar. Que la moneda pudo haber caído del lado contrario y que todo sería diferente. Pero que su equipo, en definitiva, volvió a fallar cuando menos margen tenía para ello y en un escenario donde la excelencia debe ser la norma. Solo así gana fuerza en la batalla por la permanencia.
Los gritos contra la directiva y a favor de Luis García fueron más tímidos que en el duelo frente al Getafe
Los números son una losa. El Alavés encadena seis partidos en Mendizorroza sin ganar. Son cuatro meses en los que el triunfo le ha sido esquivo. El último lo logró un lejanísimo 1 de noviembre. Nada mes en ese mes. Tampoco en diciembre, enero y febrero. Deberá esperar hasta marzo para ver si es capaz de revertir al fin la pésima dinámica.
Además, tres de los cuatro últimos partidos se han saldado con derrota. El fortín ha dejado de proteger todos los puntos y ahora casi cualquier logra hacerse con algún premio. El Alavés es ahora el segundo peor local de la competición con apenas 13 puntos. Muy lejos quedan los 31 que consiguió durante la pasada temporada, cuando la grada aún mantenía la ilusión al máximo.
