Grada de Mendizorroza hace un siglo y Federico del Campo Archivo Municipal de Vitoria/Ceferino Yanguas y Luis de la Vega
Historias en albiazul

El Schindler del Alavés

Federico del Campo, falangista y expresidente albiazul, ayudó a un concejal republicano a huir a Francia durante la Guerra Civil

Miércoles, 15 de febrero 2023, 20:38

Oskar Schindler salvó a más de mil judíos del holocausto nazi durante la II Guerra Mundial. Su figura saltó a la fama gracias al filme ... de Steven Spielberg 'La lista de Schindler' (1993) y su nombre se ha convertido en sinónimo de alguien que, en medio de un conflicto bélico, expone su vida para salvar la de otros. Al diplomático mexicano Porfirio Smerdou, por ejemplo, se le considera «el Schindler de la Guerra Civil española» pues ocultó a centenares de personas frente a la persecución de ambos bandos (en especial, de la llevada a cabo en la zona republicana) desde 1936 a 1939.

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Sin llegar a ese nivel, durante la guerra de España hubo muchos que se arriesgaron para proteger a otras personas, ideológicamente alejadas. Este fue el caso del presidente del Deportivo Alavés y «acaudalado médico y propietario de Vitoria» Federico del Campo Tapia. Fue un empresario dedicado sobre todo a la automoción: formó parte de la Compañía de Automóviles de Álava, fue el concesionario de coches Vauxhall y camiones Bedford y creó en Madrid el garaje Cotisa. Se casó en 1928 con Dolores Gortázar, con la que tuvo siete hijas.

Desde joven fue calificado como un «simpático 'sportman'». Con su motocicleta fue jurado de carreras ciclistas, premiado en pruebas automovilísticas y formó parte de las comisiones de tiro de pichón y golf del primer Alavés. Entre 1923 y 1930 formó parte de la directiva albiazul y fue su presidente de 1927 a 1929. Junto a José Gabriel Guinea y Félix Alfaro Fournier, avaló el crédito que permitió inaugurar Mendizorroza en 1924. Como esto no fue suficiente, los tres hicieron varios donativos, recibiendo por ello un homenaje «como gratitud por la donación de un hermoso campo de deportes a Vitoria». En agradecimiento, el Alavés acordó dar dos pases vitalicios de tribuna a perpetuidad a Del Campo y su esposa.

Aficionados en Mendizorroza en un partido de hace un siglo. FOTOS: archivo municipal de vitoria/ceferino Yanguas

Tras el triunfo de la sublevación militar de julio de 1936, Del Campo fue nombrado delegado del Gobierno Civil. Al año siguiente pasó a dirigir los Servicios Técnicos de Falange Española Tradicionalista y de las JONS y en abril de 1938 entró como diputado provincial de Álava representando al «sector falangista». Ello no fue óbice para que en el verano de 1936 participara en la salvación de Pedro Salinas, un concejal republicano de San Millán (Galarreta) que había sido diputado provincial de Álava en 1932. La vida de 'El americano de Galarreta', tal y como se le conocía, por haber pasado tiempo emigrado en Estados Unidos y Canadá, inspiró la novela de Bernardo Atxaga 'El hijo del acordeonista'. A los pocos días del golpe de Estado, un grupo de requetés navarros se acercó a la Llanada alavesa en busca de enemigos a los que castigar. Salinas fue llevado en un camión a Urbasa pero, mientras sus tres acompañantes fueron asesinados a sangre fría, él pudo escapar milagrosamente.

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Como pudo, volvió a su pueblo y desde allí pidió ayuda a varios derechistas vitorianos a los que conocía. Entre ellos estaba Del Campo, «el hombre más rico de Vitoria y mi mejor amigo», según Salinas, que se dirigió a su pueblo, «acompañado de cinco requetés armados y de uniforme para protegerme». Una vez refugiado en Vitoria, todavía algunos le buscaban para matarlo, pese a tener el apoyo de varias autoridades locales. Del Campo le comentó: «No tenga usted miedo, señor Salinas, si es preciso me cargo yo una docena de esos chulos, esto no se puede tolerar por más tiempo».

Federico del Campo (izquierda), médico, empresario, presidente del Alavés entre 1927 y 1929 y promotor del primer Mendizorroza en 1924. A la derecha, Pedro Salinas, edil de San Millán (Galarreta). FOTOS: Archivo Municipal de Vitoria/Ceferino Yanguas y Luis de la Vega

Sin embargo, la única forma de protegerlo era facilitarle la salida a Francia, antes de lo cual fue obligado por quienes le perseguían a dar un 'donativo' a los sublevados. Por fin, el propio Del Campo le acompañó a la frontera logrando así salvar su vida. El expresidente albiazul falleció el 3 de junio de 1946. Para entonces, tanto su vital contribución al Alavés y a la construcción de Mendizorroza como su paradójica intervención en la Guerra Civil -contribuyendo a la vez al Nuevo Estado y a salvar la vida de Salinas- parecían haber pasado al olvido.

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