Vista panorámica de Mendizorroza, con la hilera de chopos cuya plantación solicitó el Alavés al Ayuntamiento de Vitoria en la década de los veinte del siglo pasado. amvg
Historias en albiazul

Un club en apuros

Hace un siglo, el Deportivo Alavés pasaba, como hoy, por una situación comprometida. Poco más de un año después de su fundación, no tenía problemas ... deportivos, puesto que aún no participaba en competiciones oficiales y estaba obteniendo buenos resultados en los amistosos que jugaba. Sin embargo, el club afrontaba serios problemas económicos. La solución fue acudir en busca de ayuda a las instituciones, en especial al Ayuntamiento. Tratando de asegurar el apoyo institucional, en abril de 1921 el Alavés nombró presidente honorario al alcalde de la ciudad, el liberal Herminio Madinaveitia, al que definía como «amante del sport». De hecho, el Alavés consiguió que el consistorio le concediera una subvención anual y que colaborara en la construcción de Mendizorroza.

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Primer documento público albiazul conservado. amvg

Pero la correspondencia entre el club y el Ayuntamiento, depositada en el Archivo Municipal, incluye también otros asuntos curiosos. Por ejemplo, el primer documento albiazul conservado en el archivo, todavía en 1921, es una carta solicitando al municipio que deje sin cultivar una parte del terreno del Paseo de Cervantes donde jugaba el equipo de forma provisional, ya antes de existir Mendizorroza. El presidente, Hilario Dorao, explicaba al alcalde que se había «enterado de que el terreno que posee ese Municipio en el Paseo de Cervantes va a ser empleado para sembrar alfalfa con destino a la vaquería municipal». Dado que en ese lugar tenía instalado su terreno de juego el Alavés y no disponía de recursos para habilitar uno nuevo, solicitaban que se dejara «sin labrar el sitio que nos es necesario en el mencionado campo».

También es curiosa la petición del club para ser eximido del impuesto municipal sobre el alcohol, alegando que, en el caso del Alavés, ese líquido no se utilizaba como bebida: «Siendo de imperiosa necesidad el uso del alcohol para fricciones a los jugadores de fútbol, así como para el tratamiento de las lesiones, calculándose en unos cien litros los que se consumen al año para el tratamiento antes dicho, sin que se emplee en otro menester, por lo que puede ser considerado como un medicamento, es por lo que a V.E. suplica que, como gracia especial y teniendo en cuenta el objeto a que se dedica, tenga a bien sea eximido del pago de los derechos de arbitrios el alcohol antes dicho».

Herminio Madinaveitia, alcalde de Vitoria en 1921.

Una vez inaugurado Mendizorroza, no faltaron nuevas peticiones al Ayuntamiento, como una en la que el secretario del club, Evaristo Larrazábal, explicaba que, «debido al mal funcionamiento del contador de aguas, instalado en el Stadium de Mendizorroza, éste ha señalado 4.818 metros cúbicos, precisamente en el trimestre que menos cantidad de agua se consume, por lo que suplicamos a V.E. que, previas las investigaciones que considere oportunas, extienda el recibo por la cantidad satisfecha en igual trimestre del año anterior».

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Por último, cabe citar lo sucedido cuando la entidad alavesista se propuso plantar unos árboles entre el campo de fútbol y el velódromo que al principio se construyó en Mendizorroza. Según el Alavés, con ello «se conseguiría hermosear el Stadium, al mismo tiempo que proporcionar sombra y alguna más comodidad al público que acuda, y a la vez salvaguardar los intereses de este club y las no menos respetables del propietario de los terrenos colindantes, don Manuel Cobos, ahora sin protección, pues la experiencia ha demostrado que, en días de carreras ciclistas y aún en los de partidos de foot-ball, inmensa muchedumbre se coloca en los terrenos de dicho señor Cobos, inutilizándole los sembrados, todo lo cual se evitaría con la plantación de árboles que cubrieran la vista por esa parte». Dada la precaria economía albiazul, el club pedía al consistorio la donación de «veinticinco chopos carolinos de los viveros o plantaciones de ese Excmo. Ayuntamiento». El hecho de que, en esta y otras ocasiones, la corporación municipal accediera a los deseos del club indica que ya se consideraba al Alavés parte del patrimonio simbólico de la ciudad.

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