Un baile por San Prudencio
En 1929, el Deportivo Alavés quiso unirse a la festividad de San Prudencio aprovechando que el domingo 28 de abril disputaba en Mendizorroza un partido ... de Liga de Segunda contra el Real Oviedo. La directiva de la entidad anunció que el encuentro se celebraría a las 4 de la tarde y que después habría «un baile archimorrocotudo hasta las siete y media, en que el que no esté demasiado cansado puede hacer una visita a Armentia».
El club contrató una banda de música para el evento y pidió al público que se colocara donde quisiera, salvo en la zona ocupada por los músicos y en el terreno de juego, que estaría estropeado «después de recibir sobre sus espaldas la enorme lucha de ovetenses y babazorros». Además, en el bar o ambigú del estadio habría un servicio de bocadillos y refrescos.
Se trataba de aprovechar la festividad a fin de recaudar dinero para las exhaustas arcas del Alavés, pero el periódico 'La Libertad' consideró la idea un «disparate». El diario liberal vitoriano no quería ver el campo con jóvenes moviéndose al son del «charlestón, fox-trot, tangos y otros bailes 'macabros' por el estilo (…). Convertir el campo de Mendizorroza, tan serio y tan deportivo, en una pradera vulgar de baile, nunca jamás lo hubiéramos esperado de un club como el Deportivo Alavés, que radica en una capital de provincia modernísima. Eso, a nuestro entender, queda para pueblos donde el fútbol no tiene arraigo, donde se hace preciso poner un incentivo, a modo de cebo, para que el público pique, con vistas a dos horas de algarabía y jolgorio», escribió.
Frente a estas reticencias, el otro diario local, el católico 'Heraldo Alavés', señaló que la idea «nos sorprende gratamente. Es algo que demuestra el optimismo que reina en las altas esferas de nuestro Club. Se trata, queridos jóvenes de ambos sexos, de amenizar un poco la trascendencia y seriedad de un partido de fútbol, un partido de campeonato de Liga, con música y baile, al propio tiempo que se celebra el santo patrón de la provincia (…). Y el que diga que la fiesta del próximo domingo en Mendizorroza no tiene alicientes es un 'amargao', ni más ni menos: partido, música, baile, buen humor… Sobre todo si se gana ¡el disloque!». Claro que, si el Alavés perdía ese día, nadie tendría cuerpo como para ponerse a bailar después: «¡Qué efecto hará Mendizorroza convertido en un salón de baile! ¡Qué animación más grande si se gana! ¿Y si tuviéramos la desgracia de perder? Seguramente haría el campo la competencia al desierto de Sáhara».
La directiva albiazul, molesta con la crítica de 'La Libertad', tuvo que aclarar que se trataba de un hecho puntual, que no pretendía «establecer precedente de esta índole, sino que solo por ser San Prudencio quiere solemnizar de esta forma la festividad del patrono alavés». La prensa liberal se conformó con esta explicación, mientras su colega católico negó «que el acuerdo del Deportivo sea una profanación. No hay que tomar estas cosas por lo trágico».
Teniendo en cuenta el doble espectáculo, se esperaba «una demanda de localidades extraordinaria». Sin embargo, no fue así, en buena media porque ese día «hizo un tiempo infernal». Al parecer, la tradición de la lluvia en las fiestas patronales de abril ya existía entonces, tal y como se destacó después del choque futbolístico: «San Prudencio. No podía faltar el agua con la que nuestro santo patrón nos obsequia todos los años. Una hora antes de que diera comienzo el partido entre ovetenses y arabarras comenzó a llover con fuerza y la entrada registrada en el campo de Mendizorroza no pasó de regular. No nos extraña, porque la tarde era de lo menos a propósito para pasarse dos horas aguantando lluvia y frío».
En la crónica del partido, 'La Libertad' aprovechó para criticar veladamente al club poniendo la palabra 'éxito' en cursiva al explicar que «el baile en Mendizorroza debió ser un 'éxito'». Pero, además, este partido Alavés-Oviedo pasó a la historia albiazul por otro motivo, del que me ocuparé en esta sección dentro de una semana.
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