
Ver 30 fotos
Fin de fiesta: de pedirle a Carlos Vicente «fallar» el penalti a la ausencia de Coudet
Coudet no participó en el homenaje final para ceder el protagonismo a su plantilla y Mendizorroza celebra la salvación junto a la entusiasmada hinchada rojilla
La fiesta iniciada el pasado domingo en el césped del José Zorrilla terminó ayer bien pasada la medianoche en Mendizorroza. Casi siete días de éxtasis, ... alivio y alegría albiazul. «Prometemos daros más», aseguró Sivera al final de un desfile de jugadores descafeinado por el tardío inicio, una hora y cuarto después del final del partido. Los apenas 4.000 espectadores de los 19.274 que resistieron silbaron la tardanza. El enfado se tradujo minutos después en la glorificación absoluta de Kike García, al que se bramó por su continuidad por encima de la megafonía y la redención de algunos de los que por momentos estuvieron señalados como Moussa Diarra o Joan Jordán. Más tímida fue la de Abqar, con algún pito por una renovación que todo apunta a que no llegará.
«Tíralo a fallar», cantaba la afición alavesista en el penalti de Carlos Vicente
Sivera, Tenaglia o Villalibre, que mantiene el tirón entre el público pese a un año discreto, también recibieron su dosis de aclamación. Coudet se ausentó de un homenaje para el que fue requerido. Pero cuando pronunciaron su nombre, el técnico no salió por el túnel de vestuarios como sí hiciera el resto del cuerpo técnico. Prefirió no centrar el protagonismo antes de la semana clave para su futuro. Así, en familia y de forma agridulce, se puso fin a una jornada vibrante en la ciudad y en el estadio.
Mendizorroza recibió a Osasuna con ritmo de 'uno de enero, dos de febrero…' y sol de 7 de julio. A mediodía, la Cuchi parecía la calle Estafeta. Los rojillos lideraban los cánticos. «Alavés te quiero», vociferaron a lo largo de toda la jornada. Camaradería y algo de súplica. Necesitaban la victoria para presionar a Celta y Rayo en su lucha por Europa. Los albiazules se reían. Luego devolverían el compadreo. Ayer, el partido les parecía la cosa menos importante de una jornada de fútbol total. La del mejor derbi de la temporada. Por ambiente y por el disfrute de las dos hinchadas.
Gusta tanto en ambas ciudades que hasta Guevara, lesionado, pidió estar en el banquillo para no perdérselo. «A los alavesistas, Osasuna nos cae muy bien», aseguró en la previa. El centrocampista fue pronto testigo de cómo los aficionados navarros fueron salpicando poco a poco de rojo partes del estadio albiazul de Mendizorroza. Mientras, la fiesta de los vitorianos estaba en el exterior, con las actividades impulsadas por el club como el chutómetro, castillos hinchables, y freestylers.



Con alrededor de 2.000 desplazados desde Navarra, pusieron en aprietos la proclama de que los mejores animando son los del Alavés. Pero la afición albiazul dio lo mejor de sí misma. Involucrada por sus cuatro costados, terminó por imponer su superioridad numérica y capitanear la fiesta. Las cartulinas del mosaico del encuentro ante el Atlético se recogieron de buen grado como aplaudidores, abanicos o materia prima para aviones de papel. Atrezo para la fiesta conjunta de las gradas. Antonio Blanco trató de marcar su primer gol en Primera desde el centro del campo y Mendizorroza estaba más pendiente de celebrar el gol del Getafe al Celta. Para hacer todos la ola liderada por el fondo de Cervantes, para corear a Kike García o silbar especialmente la segunda pausa de hidratación, cuando ya había alguna corriente de aire desapacible.
Cánticos contra la directiva
El clímax de la camaradería llegaría con el penalti sobre Tenaglia. Desde el fondo de Polideportivo, se arrancó con cánticos de 'Osasuna' y otro aún más desconcertante. «Tíralo a fallar». Ese tanto de Carlos Vicente cambió el gesto de los osasunistas. En el minuto 66, desde Iraultza se rescató el terceto de cánticos que desde hace un año rompe con la habitual unión de Mendizorroza. «Directiva, dimisión», «de Mendizorroza, no nos moverán», este el más seguido, y el «Ía ía, Luis García». La nostalgia que no deja paso al agradecimiento de Coudet, que se quedó sin ovación.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.