Las máximas penas

La nueva normativa dice que hay infracción cuando un jugador toca el balón con la mano el brazo siempre que se posicionen «de manera antinatural y el cuerpo ocupe más espacio». El penalti señalado en Sevilla a Rubén Duarte, que cortó el centro de Jesús Navas. El defensa acudió a tapar la posición con las manos a la espalda, pero, tras el primer amago, no tuvo otro remedio que sacar los brazos para equilibrarse en la oposición. Los abrió demasiado, sin tiempo para retirarlos por la proximidad del rival. Complicado esquivar el golpeo.

También hay infracción cuando la mano o el brazo se sitúan «por encima del hombro». El de Martín en el Camp Nou, en una jugada tan compleja que ni siquiera Luis Suárez, el protagonista blaugrana, la había protestado. El centro sobrepasó al vitoriano y el posterior remate del charrúa le impactó en el brazo cuando, aún de espaldas, ni siquiera había aterrizado del salto. El VAR interpretó que cortó un envío peligroso al corazón del área.

En total han sido seis los penaltis sufridos en este tipo de lances. Dos de Duarte (El Sadar y Sánchez Pizjuán), dos de Manu (El Sadar y Los Cármenes), uno de Adrián Martín (Anoeta) y el de Martín. Tres de ellos fiscalizados por el VAR. El más controvertido fue el del lateral izquierdo andaluz en Pamplona, donde el colegiado, después de evaluar en el monitor de televisión, transformó en pena máxima un leve roce del balón en el brazo del defensa que ni siquiera desvió la trayectoria del esférico, que acabó en los pies del Chimy Ávila, quien pudo finalizar la jugada con normalidad –disparo fuera–. Avisado por el pinganillo y revisada la jugada en la pantalla, Roberto Torres transformó la decisión en el 3-1 en el minuto 50 del primer tiempo.

En El Sadar fueron dos penaltis en contra –fue más clara la mano de Manu, que sacó el codo para interceptar un disparo–; como en Anoeta, donde, tras la mano de Marín, el capitán fue castigado por un leve empujó a Merino dentro del área. El tercero del centrocampista vitoriano, uno menos que Duarte. Son los más sancionados al respecto. El lateral, un defensa que se caracteriza por su contundencia, ha sido sancionado dos veces por mano y otras dos por derribar a un rival, en San Mamés a Williams y en casa al bético Fekir.

En el caso del partido ante el Athletic, según el acta, por «derribar a un contrario dentro del área evitando con ello un ataque prometedor no estando el balón en disputa en el momento exacto en el que se produce la acción». Aunque también entonces tuvo que ser el VAR el que corrigiera la decisión original. Difícil de ver. Por tirar al adversario «evitando una ocasión manifiesta de gol dentro de su propia área», frente a los verdiblancos. También hubo revisión. Como en el de Sivera en Mestalla: hubo contacto del portero con Parejo, pero también muchas ganas de caer del centrocampista madrileño.

El del Betis es el único penalti que el Alavés ha sufrido en Mendizorroza, detenido por Pacheco a Joaquín. Los otros nueve llegaron a domicilio, con otra parada del guardameta extremeño, aunque menos decisiva, ya que fue al realista Portu cuando el conjunto donostiarra ya mandaba por 3-0 en el marcador. En este sentido, es difícil de valorar los puntos que se han escapado desde los once metros.

Si Alavés y Mallorca son los equipos más perjudicados en este sentido, el Atlético (1) es el mejor parado, seguido de Real Madrid, Athletic, Real Sociedad, Sevilla y Getafe (2). En la otra parte del campo, el Villarreal (8) ha sido el más beneficiado por este lance, seguido de Mallorca y Valencia (7) y Athletic (6). El conjunto albiazul ha lanzado cuatro, en la media del campeonato; tres en casa y una fuera, convertidos todos en gol por Lucas Pérez. En el cómputo global de penaltis a favor y en contra, el albiazul es el más perjudicado (-6), uno de los seis con balance negativo junto a Betis (-5), Leganés (-4), Mallorca (-3), Barcelona y Espanyol (-1). En el otro lado de la balanza, el que sale ganando es el Athletic (+4), seguido de Getafe y Villarreal (+3), Real Madrid, Real Sociedad y Atlético (+2).