Las líneas maestras de la inflexión
La inmensa magnitud de Joselu, el tesón de Rioja y el salvavidas de Pacheco barnizan el sello impreso por Calleja en el Alavés
Ya llueve menos en Mendizorroza. Un salto a la calma. Al convencimiento perdido durante muchas semanas. Un golpe de autoridad en el momento más oportuno. ... Cuando la soga más apretaba, el Deportivo Alavés ganó en el Martínez Valero sin el sufrimiento que ha llevado aparejado durante toda la temporada. Ni siquiera la tensión de los minutos finales. Un desenlace plácido, con dos goles de ventaja, que este curso solo había vivido en Valladolid (0-2), contra diez, y en Copa frente al Rincón (0-2), un rival de categoría regional. En la jornada de los nervios inevitables, el conjunto albiazul actuó con la serenidad de quien confía plenamente en lo que hace.
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Con la voluntad inquebrantable de Luis Rioja, el factor desequilibrante que propulsó el triunfo decisivo. Con la incalculable magnitud de Joselu, con el irrefutable salvavidas de Pacheco. Y con el sello de Javi Calleja, que cambió de fórmula para manejar el partido crucial con una jerarquía inaudita en mucho tiempo en el conjunto albiazul. Una victoria colectiva, con un gran rendimiento del bloque, pero con cuatro líneas maestras indiscutibles en la inflexión.
Lo de Joselu y Pacheco no es nuevo. Son, seguramente, las dos únicas certezas regulares en el tiempo. El delantero no acapara tantos focos como otros, pero siempre está. Y siempre rinde. Objetivamente, el 'Pichichi' del curso pasado (11), compartido con Lucas, que marcó cinco goles de penalti –uno el de Silleda–, y el máximo artillero del presente (10); el futbolista que más duelos aéreos gana de la Liga, el albiazul que más minutos disputó la pasada campaña y el jugador de campo que más juega en ésta –solo le supera Pacheco–. Indiscutible para todos los entrenadores, por encima de estilos y lesiones –se ha perdido cuatro partidos de 74–. Subjetivamente, el mejor jugador albiazul de las dos últimas temporadas: goles, asistencias, trabajo incansable, faltas forzadas, juego de espaldas, pausa para los compañeros... Y una actitud irreprochable que le mantiene en el polo opuesto a cualquier polémica.
El triunfo de la constancia
Y a Pacheco, el jugador con más partidos en Primera en la historia del Alavés, nadie le va a descubrir ahora (172). Posiblemente no ha sido su mejor temporada, envuelta en las dudas del equipo, pero desde el retorno de Calleja ha recuperado su mejor nivel. Salvador en San Mamés, decisivo en el Martínez Valero. Poco que añadir cuando el único debate en torno a un portero es si debe ser citado por la selección.
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Quién le iba a decir a Luis Rioja que su nombre quedaría inscrito junto a los del delantero y el portero en la temporada del centenario. La permanencia aún no está resuelta, pero si está encarrilada es en buena parte gracias al gran partido del extremo en Elche, que mezcló tesón, chispa y calidad. Una actuación inspirada e inspiradora, de esas que elevan a un equipo. No es la épica de los goles de Guzmán o Toni Moral, resurrecciones futbolísticas llevadas más allá de las fronteras del cronómetro y la cordura, pero sí son acciones que quedarán grabadas en el imaginario albiazul. El gol de Manu en Lasesarre, los de Ibai Gómez en Montilivi...
El triunfo del tesón. El que llevó a un jugador que compaginaba su hobby con su trabajo de camarero del Bar Conejo de Las Cabezas de San Juan a la cantera del Real Madrid. El que le sacó la espina de una gris temporada en su estreno en Primera, el curso pasado en el Alavés. No le salían las cosas, pero nadie le podía discutir el esfuerzo. El que le reivindicó con un gol contra el Barcelona tras desaparecer de las alineaciones de Machín. El que ha transformado las lágrimas del último encuentro con Abelardo, que le cambió antes del descanso, en el elogio unánime tras su partidazo en Elche, el segundo consecutivo como titular a las órdenes de Calleja.
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Cambios tácticos
La cuarta pata del banco. O la primera, depende de la perspectiva. La valoración de un entrenador no es tan sencilla como 'si ganas eres bueno y si pierdes eres malo', y menos en tan poco tiempo, pero el madrileño ha cambiado la cara a un equipo tan cabizbajo que no se atrevía a mirar hacia arriba, ni en el campo ni en la tabla. Y son los resultados los que dan y quitan razones: tres victorias, tres empates y una derrota; tres encuentros con la portería a cero y 12 puntos de 21, un balance que arroja un promedio de 1,7 por partidos que, en proyección, suponen 65 en una Liga entera, lo que sería una quinta plaza en el actual campeonato.
Y, más allá de los números, ha intervenido en el equipo. Recuperó a Lucas para la causa, pero no ha dudado en devolverlo al banco cuando su nivel no ha sido relevante (771 sin marcar). Algo parecido con Jota. Y, en el momento de la verdad, después de dos partidos oscuros, retocó la configuración táctica para dar más empaque al centro del campo y profundidad a las bandas. En Elche. Sello de entrenador.
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