Laguardia retoma una historia gloriosa
El central y capitán renueva con el Alavés hasta junio de 2024 tras una larga negociación estival que le ha tenido tres meses sin equipo
Estaban condenados a entenderse, aunque por momentos llegó a parecer que nunca lo harían. El Deportivo Alavés y Víctor Laguardia seguirán juntos, al menos, hasta 2024. El club comunicó ayer, un martes de octubre, la noticia que no se dio a lo largo de un verano intenso, a veces frenético, y que se cerró con un interrogante. ¿Era el fin de la etapa de Víctor Laguardia, uno de los referentes de los últimos años y capitán del equipo, en el Deportivo Alavés? Muchos se negaban a creer una separación traumática que representaba el cierre definitivo de un ciclo y el tiempo les ha dado la razón. Uno de los nombres que han cincelado la trayectoria reciente del club seguirá vistiendo los colores albiazules. Con la continuidad de Laguardia, el Alavés se asegura los servicios de un central solvente, pero también la entrega de un alavesista.
Final feliz al sueño de los pacientes. Porque el proceso de su renovación -si bien en términos económicos computa como fichaje al producirse con el contrato anterior una vez terminado- ha sido largo. Mucho. De una etapa inicial, todavía meses antes del cierre de la temporada, de tanteo entre ambas partes a la pausa que el jugador buscó con el cierre traumático del curso. El año terminó con descenso y Laguardia quiso pararse a pensar. A reflexionar si seguir junto al Alavés era lo que más convenía a ambas partes. El famoso «compás de espera» que dio pie a todo tipo de elucubraciones. Semanas de incertidumbre que terminaron con su convicción de que le quedaban fuerzas para comandar la nave.
Un primer paso, sobre el papel el más difícil, pero que desembocó en un periodo de parálisis inusitada. El más complicado. Incomprensible para muchos aficionados, que no entendía por qué, si ambos se querían -el club le dedicaba palabras de cariño, aunque crípticas, en las sucesivas presentaciones de otros jugadores-, no sellaban un matrimonio hasta entonces fructífero. Incluso, de puertas para fuera, idílico. El principal antagonista que impedía que vivieran felices y comieran perdices no era otro que un villano frecuente, el límite salarial. La malhumorada bruja del nuevo fútbol, casi tan pendiente de los equilibrios financieros que del césped. Y las cuentas no daban. Para que Laguardia pudiera seguir, el club necesitaba vender. Incluso con una bajada sustancial de sus emolumentos no podía esquivar el rígido protocolo financiero, que computa para el techo una parte notable del anterior contrato. El famoso valor de tasación, que depende de los criterios de la Liga y que solo ella puede reducir.
Una década como albiazul
La marcha de Pacheco pareció poner sobre el puzle la pieza que faltaba. Una venta, el ansiado traspaso, pero que tampoco cambió el escenario. Una desilusión para el zaguero, que confiaba en que la baja de uno de sus grandes compañeros de fatigas desatascase la operación. Entonces, ya en agosto, la madeja estaba demasiado enrollada. Muchas vueltas sin destino claro que también tensionaron la relación entre ambas partes. Pero nada terminó de romper la cuerda. Incluso el propietario del club, Josean Querejeta, se implicó en el proceso. Aunque el fracaso de una última oferta sobre la bocina del mercado, que tampoco culminó en éxito, parecía enterrar toda esperanza.
El límite de salarial y el valor de tasación han sido las grandes trabas para frenar su continuidad
Techo económico
Hasta ahora. Ha tenido que ser en octubre, con ocho jornadas disputadas, cuando todas las partes han alcanzado un acuerdo definitivo. Es por casi dos temporadas, hasta junio de 2024. Entonces, Laguardia, que en noviembre cumplirá 33 años, tendrá casi 35 y habrá pasado más de media carrera como albiazul. Será su décima temporada en la entidad en la que ha logrado de todo. También sabe lo que es ascender. Lo hizo en 2016, cuando rompió la puerta de Primera. Al poco alcanzó la cumbre de un ciclo plagado de partidos épicos y actuaciones personales memorables. El Kaiser albiazul llevaba ya entonces el '5' a la espalda. El mismo número que lucirá ahora y que, ya en verano, quedó libre a la espera de su mejor portador.
Laguardia retomará una cuenta que se detuvo en mayo, con el duelo ante el Levante que certificó el descenso. Después, ante el Cádiz, se quedó en el banquillo. Jugó 34 partidos de Liga. Con altibajos, sin el brillo de años anteriores, pero son actuaciones solventes como la que protagonizó contra el Atlético. Un alarde de jerarquía y cualidades defensivas del que es el jugador de campo con más partidos en la historia del club en Primera (176). En total, 265, el noveno en la tabla histórica. A la altura de otro referente en la zaga como Karmona. Este año, si consigue una mínima continuidad, superará a Téllez y solo tendrá por delante a Pablo, Manu García y Astudillo. De los que heredó la responsabilidad de un brazalete que ahora volverá a portar. Mejor tarde que nunca.
Su renovación, en cuatro momentos
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30 de junio Fin de contrato: Ese día expiró el vínculo que había firmado tres años y medio antes, en diciembre de 2018, y quedó oficialmente libre. Entonces ya estaba inmerso en un proceso de reflexión sobre su continuidad en el club y la entidad corroboró su situación asegurando que se encontraba «en compás de espera».
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10 de agosto Venta de Pacheco: Laguardia ya había decidido que quería continuar en el Deportivo Alavés, pero el rebasado límite salarial se lo impedía. El traspaso de Pacheco al Almería pareció liberar ese necesario margen, pero no fue así y esa falta de oferta firme tensó la relación entre la entidad y el futbolista.
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1 de septiembre Cierra el mercado: Tras varias jornadas de incertidumbre, la última oferta del club en el mercado tampoco llega a buen puerto y la ventana estival cierra con el jugador sin equipo. Al poco, ni Luis García ni Sergio Fernández, entrenador y director deportivo, descartan su continuidad, que podía fichar por cualquier equipo sin restricciones.
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4 de octubre Renovación oficial: Un mes después de esas palabras y con su futuro eclipsado por el buen rumbo del equipo, líder invicto de Segunda, Laguardia y el Alavés llegan a un acuerdo para que el central siga en el Alavés hasta junio de 2024. Al llegar como agente libre, puede ser inscrito y redebutar como albiazul en cualquier momento.