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Kike García celebra a ras de césped su gran noche goleadora en el triunfo contra el Betis. EP
Kike, la referencia incuestionable del Alavés

Kike, la referencia incuestionable del Alavés

El veterano delantero conquense rubrica un tercio de los goles del Alavés asentado como primera opción en ataque

Miércoles, 9 de abril 2025, 00:23

Solo el psoas ha detenido esta temporada a Kike García. Pero incluso cuando los dolores musculares le frenaron hasta el punto de no poder ejercitarse al mismo nivel de intensidad que sus compañeros, el delantero del Deportivo Alavés quiso estar junto a ellos. Viajó a Las Palmas y entró en la convocatoria con el único fin de ser el apoyo más cercano posible en un encuentro clave de la temporada. Aunque eso supusiera para él sufrir de lo lindo. «Por poco me da un microinfarto», recordaba hace unos días. Un jugador de sangre caliente como él necesita tener la acción lo más cerca posible. Es lo que está consiguiendo a lo largo de una temporada que le ha situado desde el primer momento como el indiscutible delantero titular del equipo.

Ya recuperado de sus molestias, el conquense fue titular contra el Rayo y el Girona. En Montilivi llevó incluso el brazalete de capitán desde el inicio por primera vez en toda la temporada. La ausencia por sanción de Tenaglia, las suplencias de Guevara y Benavídez y la apuesta por que la capitanía la ostente un jugador de campo y no el portero, Sivera, le dieron galones al ariete albiazul. Se le vio tan cómodo que, ya en el vestuario, se quitó la camiseta para celebrar la victoria… pero el brazalete seguía pegado a su brazo. Y eso no entonces no vio portería. Queda claro que para él el triunfo es lo primero. Ya lo dijo poco después de imponerse al Villarreal tras ser cuestionado por sus buenas cifras goleadoras. «El año pasado metí tres y quedamos décimos. Eso también me llena», resumió.

Este curso lleva once. Es ya su segunda mejor temporada en Primera y acecha los doce que anotó en la 2020-2021 con el Eibar. Aunque lleva tres partidos sin marcar y su último gol fue contra el Mallorca, en una jugada en la que precisamente se dañó el psoas que después le obligó a parar. Pero el conquense es la indiscutible referencia ofensiva y goleadora del equipo. No en vano, un tercio de los goles del equipo llevan su sello. Es el Pichichi albiazul muy por delante del segundo máximo goleador, honor compartido por Carlos Vicente, Toni Martínez y Joan Jordán.

Como Budimir y Mbappé

La dependencia goleadora que tiene el Alavés en Kike encuentra escasos reflejos en los otros diecinueve conjuntos de Primera. Solo dos clubes cuentan con un delantero que fabrica un mayor porcentaje de goles que el conquense. Son Ante Budimir en Osasuna y Kylian Mbappé en el Real Madrid. Casos muy diferentes. Porque aunque el croata anota el 44,1% de los goles de su equipo y el francés un 34,9%, la notabilísima profundidad de plantilla del próximo rival del Alavés hace que el gol también esté muy repartido. En el conjunto rojillo, en cambio, casi nadie hace sombra a los 15 de Budimir. El segundo, Oroz, apenas suma cuatro.

44,1% de los goles

de su equipo marca Budimir, junto a Mbappé el único que supera al albiazul

En cifras similares a las de Kike están el Sevilla con Lukebakio (32,4%), el Espanyol con Puado (32,3%), el Barcelona con Lewandowski (30,1%) o el Getafe con Arambarri, autor del 30% de los goles de su equipo. El máximo artillero del Athletic es Sancet y sus 13 goles representan el 28,3% del total; en la Real Sociedad los seis de Oyarzábal son apenas el 20% de los marcados por todo el equipo. Aunque el menos dependiente de un futbolista es el Rayo Vallecano. De Frutos es el máximo goleador del club madrileño con cuatro goles, el 12,1% del total. El Valladolid -con cuatro jugadores empatados a cuatro goles, un 15,8% cada uno-, el Girona -Stuani marca un 16,2%- o el Betis, con el 17,1% que representa Lo Celso, están también por debajo de la media.

En el caso del Alavés esa estadística va acompañada de un reparto de minuto en el que Kike es también protagonista absoluto. Suma casi 2.000 en Liga, más del doble que Toni Martínez (862) y seis veces más que Asier Villalibre (306). Su puesto en el equipo titular nunca ha estado en cuestión. Tanto Luis García como el Chacho Coudet han visto en él a una referencia con capacidad goleadora, pero también capaz acompañar esos números con una entrega física notable y capacidad de hacer jugar a sus compañeros. El delantero que mejor se mueve fuera del área es una pieza básica en el ataque albiazul.

Fin de contrato

La competencia en un verano en el que además de Martínez y Villalibre llegó Carlos Martín era notable para el ariete conquense que ya el curso pasado fue de menos a más hasta arrebatarle la titularidad a Samu Omorodion. Su desempeño desde la primera jornada, cuando anotó contra el Celta, le ha hecho valedor de un rol de nueve titular que ha perdido en ocasiones contadas. Los técnicos han apostado en ocasiones por juntarlo con un segundo delantero; mandarlo al banquillo no era una opción.

Tras perderse el partido ante Las Palmas por molestias ha vuelto a asentarse en el once

Ahora Kike, que vive un momento especialmente dulce a sus 35 años, afronta el final del curso en la batalla por la permanencia y con un ojo en su futuro. Termina contrato en verano y, aunque tanto el delantero como el club han mostrado su predisposición a negociar una extensión del vínculo, las urgencias clasificatorias han pospuesto cualquier acuerdo. Lo mismo que sucede con Abqar, también en los meses finales de su vínculo como albiazul. Mientras que se define esa variable, en absoluto desdeñable, Kike García afronta el final del curso asentado en una titularidad que es suya a base de goles, trabajo y carisma.

Coudet da instrucciones a Villalibre antes de su criticado cambio contra el Rayo. Rafa Gutiérrez

Dos relevos que no encuentran su sitio

El reverso de la notable temporada que está protagonizando Kike García lo representan los otros dos delanteros centro de la plantilla del Deportivo Alavés. El gran protagonismo del que goza el ariete conquense y la consistente apuesta por jugar con un solo delantero centro ha hecho que tanto Toni Martínez como Asier Villalibre hayan tenido que acostumbrarse a un lugar secundario que, salvo excepciones, ocupan desde las primeras jornadas de la temporada.

Aunque lo cierto es que la competencia en verano por hacerse con un puesto en el once era notable. Kike García era el único jugador que seguía en la plantilla tras el notable pasado curso, si bien entonces su desempeño goleador, apenas tres tantos, podía haber dejado dudas. También la llegada de dos futbolistas llamados a ser importantes durante el curso y que auguraban una batalla abierta en el ataque.

Primero llegó Villalibre. El suyo era un fichaje perseguido desde el mismo momento en el que el de Gernika entró en los libros de la historia albiazul tras marcar el penalti del ascenso contra el Levante. Pero, tras no lograr su regreso el curso pasado, el Alavés sí que selló su vuelta, en propiedad, a mediados de julio. Aunque esas expectativas, impulsadas por el factor emocional, apenas han encontrado respuesta sobre el césped. El vizcaíno solo ha sido titular en dos ocasiones, ambas en la Primera vuelta, y en una de ellas marcó su único gol liguero. Pero el resto de su temporada se divide entre minutos como suplente. En las últimas semanas, además, ha entrado al campo cuando el partido agonizaba. Así fue contra el Rayo, lo que le valió una sonora pitada a Coudet por dar entrada así a un jugador que sigue contando con el cariño de la grada.

Con Toni Martínez el escenario ha sido muy diferente. Su fichaje no entraba en los planes, pero la oportunidad de incorporarlo era difícil de rechazar. Aunque llegó en el tramo final del mercado, su impacto fue inmediato. Marcó al poco de salir en su debut contra la Real Sociedad y volvió a hacerlo días después frente a Las Palmas. Pero ese impacto inicial se ha ido diluyendo con el paso de la temporada. Desde entonces ha marcado dos goles más -uno en la segunda vuelta-, pero apenas ha gozado de oportunidades de salir de inicio. Ambos buscan también en el tramo final de la temporada la última oportunidad de asaltar la titularidad en un curso complicado.

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