Estreno en Segunda

Tras este fracaso, en el otoño de 1928 los clubes se pusieron por fin de acuerdo para organizar una Liga de tres categorías (Primera, Segunda A y Segunda B), con diez equipos cada una. En Primera participaron los seis campeones de Copa hasta ese momento, tres finalistas de esa competición y el vencedor de un torneo eliminatorio. En esta fase previa participó el Deportivo Alavés, que había sido subcampeón de Vizcaya y semifinalista del último campeonato de España en la temporada anterior. Sin embargo, fue eliminado por el Real Betis Balompié en la primera ronda, por lo que comenzó la Liga en Segunda División A.

Esto no se consideró ni mucho menos un fracaso entre la afición babazorra. Al fin y al cabo, el equipo albiazul era casi un recién nacido, en comparación con los grandes, y participar en la categoría de plata en el estreno de la Liga era casi un sueño. El Alavés compartió estreno en Segunda División con Sevilla, Betis, Iberia de Zaragoza, Valencia, Sporting de Gijón, Oviedo, Celta de Vigo, Deportivo de La Coruña y Racing de Madrid. Conformaban una geografía muy dispersa, lo que encarecía los desplazamientos. Se llegó a hablar incluso de que el Alavés podía renunciar a participar, al no poder compensar esos gastos, pero finalmente esos rumores resultaron ser falsos.

La casualidad hizo que el conjunto vitoriano empezara la Liga en Mendizorroza contra el otro Deportivo, el de La Coruña. Los aficionados esperaban con ilusión el inicio del torneo, aunque se temía que el mal tiempo apagara el entusiasmo por acudir el estadio del Paseo de Cervantes, puesto que ese encuentro se disputó en pleno invierno, el 17 de febrero de 1929: «Entre la afición reina mucho entusiasmo por asistir al primer partido del campeonato de la Liga, que jugará nuestro Deportivo, a pesar de los pesares, que en este caso no es sino el mal tiempo reinante». Los jugadores alavesistas estaban también «rabiosamente entusiasmados. Quieren que la buena racha actual continúe, y para ello saltarán al escenario de Mendizorroza dispuestos a vencer a su enemigo, que dicho sea de paso viene bueno de veras».

El día anterior a este choque, la directiva albiazul publicó una nota animando al público a acudir a Mendizorroza, no solo para animar al equipo, sino también para incrementar los ingresos del club: «Si esta ayuda no nos falta, y si el equipo responde con su acertada actuación a nuestros propósitos, podremos aspirar a conseguir el ansiado puesto de la Primera Liga, proporcionando así a nuestro querido pueblo la seguridad de presenciar los mejores partidos de la temporada entre equipos de la mayor potencialidad».

Las buenas sensaciones previas al debut albiazul se hicieron realidad, pues el once local bordó «un fútbol de alta calidad». Y eso que el terreno de juego, debido a la nieve y a la lluvia que había caído anteriormente, estaba «en unas condiciones como no pueden imaginarse quienes no lo han visto: ¡un verdadero pantano!». El Alavés alineó a Beristain, Ciriaco, Quincoces, Urquiri, Antero, San Martín, Modesto, Crespo, Olivares, Albéniz e Ibarrarán. A los tres minutos, Olivares marcó el primer gol babazorro en Segunda, al rematar de cabeza una falta sacada por Antero.

El resultado final fue de 3-1 a favor de los vitorianos y la victoria se anunció con grandes titulares en la prensa local: «El Deportivo Alavés ha debutado felizmente en los partidos de la II División de la Liga». Aunque finalmente no consiguió ascender ese año, sí lo hizo por todo lo alto en la siguiente temporada.