Así se gestó la marcha de Luis Rioja del Alavés

«Mi intención era ahorrar y abrir un negocio, no jugar en Primera. Le debo todo al Alavés», explicó en EL CORREO el 'regateador' de 31 años dibujando lo que supuso su lustro (2019-24) en Mendizorroza. Los babazorros le abrieron las puertas de la élite. El adolescente que soñaba con ser futbolista mientras trabajaba de camarero en el Bar Conejo de Las Cabezas de San Juan (Sevilla), y que apenas pudo mostrar destellos en Valdebebas y en A Madroa, pasó en un año de jugar en Segunda B con el Marbella a debutar en la máxima categoría de albiazul tras hacer una breve escala en la división de plata con el Almería.

En el Alavés tardó en coger vuelo, pero cuando se aclimató a Primera ya no pisó el suelo. 189 partidos, 22 goles y 17 asistencias dieron brillo al lustro en Mendizorroza de un Rioja clave en las permanencias pero, sobre todo, en el ascenso a Primera en 2023. Se convirtió en leyenda alavesista haciendo de la banda izquierda su jardín. También se transformó en uno de los líderes del vestuario después de ser elegido en 2022 segundo capitán del equipo tras Duarte. Bromista y cercano, el 'Porri' –derivado de la expresión 'Porriki' que inunda las conversaciones en Las Cabezas de San Juan– era un futbolista muy querido en Ibaia. Siempre estaba jugando al 'ping pong' y haciendo 'risas' con sus compañeros. Dejó huella como también lo hizo el club en él.

«Han sido cinco años maravillosos que me han hecho enamorarme de una ciudad en la que he podido vivir lo más bonito del fútbol», señaló en su adiós un atacante que juró amor eterno al Alavés: «Aquí tenéis a un babazorro para toda la vida».

La capital alavesa marcó a Rioja y a su familia. Su hija nació en ella y echaron raíces, convirtiéndose en unos vitorianos más. Cuando se mudaron a Valencia dejaron una montaña de amigos en una ciudad a la que volverán. Fue solo un 'hasta luego' después de un verano en el que su salida se dilató en el tiempo. «Se ha hecho un poco largo», dijo aliviado Rioja tras ser presentado como jugador del Valencia. Su marcha estaba 'cantada' desde que en el anterior mercado de invierno acordó con el Alavés seguir en el club a pesar del interés del Betis. «Su equipo», como él mismo ha repetido, nunca llegó a la cantidad demandada por los albiazules. Sin embargo, aquello fue un punto de inflexión diferente al vivido en agosto de 2022, cuando el Espanyol intentó su fichaje sobre la bocina. Inmerso ya en su último año de contrato –finalizaba en junio de 2025–, su renovación no estaba sobre la mesa.

«Estamos hablando porque tenemos que resolver esas inquietudes», afirmó Sergio Fernández, que se mostró «eternamente agradecido» por el desempeño del sevillano, pero reiteró que su traspaso no era «una subasta». «No estamos de saldo», sentenció. «Luis es un jugador muy importante para el Alavés. Lo ha sido en su historia con su rendimiento, que le otorga determinados privilegios siempre y cuando se respeten los intereses del club», añadió el director deportivo.

En este escenario, el Valencia siempre estuvo al acecho. Los de Mestalla tardaron en llegar a las cantidades demandadas y Osasuna negoció con los alaveses sin encontrar un punto de encuentro. El Mallorca también tanteó su fichaje mientras Rioja se mantenía tranquilo, trabajando como uno más y con enorme profesionalidad. Participó en los amistosos de pretemporada, fue designado segundo capitán y hasta disputó los últimos 22 minutos del choque en Balaídos con el que los de Luis García abrieron la temporada. «Nunca será un problema», puntualizó Fernández.

Sin embargo, en el epílogo del mercado, las piezas encajaron en lo económico. Peter Lim dio luz verde y el Valencia pagó 1,5 millones de euros fijos, que pueden subir a 2,5 en variables, por un Rioja que firmó hasta 2026. Su adiós, emotivo por su implicación, no fue traumático ni dejó secuelas. La postura del Alavés y del jugador, a un año del final de su contrato, siempre fue la de buscar y negociar la mejor salida para todas las partes después de cinco temporadas de notable rendimiento y compromiso. El andaluz, si abandonaba Vitoria, quería hacerlo en la cima y de forma amistosa. Y el club aspiraba a ingresar una cantidad importante por su marcha. Dicho y hecho.

En Mestalla, se producirá un reencuentro muy especial para Rioja, que sigue conectado con la plantilla vitoriana. Sus mensajes con Sivera dándose ánimos mutuos durante esta semana son un ejemplo de que sus lazos albiazules son sólidos y se mantienen intactos. Mientras tanto, el extremo es clave para Baraja. En un Valencia en crisis, Rioja está siendo una de las pocas notas positivas de la desafinada orquesta del colista. Nunca se esconde.