Arrancar bien o por lo menos no empezar demasiado mal. Es la complicada tarea de supervivencia para un Deportivo Alavés aún en plena reconstrucción de ... su plantilla. La que por cuestiones del cierre del mercado sólo estará completa para la primera vuelta de la competición en la cuarta jornada. Esa que en el caso albiazul se jugará en Mendizorroza ante el Valencia. Horas antes del duelo frente al conjunto dirigido por Baraja acabará el baile de las contrataciones. Esa coreografía que el club vitoriano, al igual que otros modestos, todavía ensaya sin cuadrar definitivamente los pasos deportivos con la música económica. Mientras se busca sincronizar los movimientos y añadir potencial a un equipo ahora mismo muy justito para la categoría, se presenta el estreno en Cádiz. Después, la visita del Sevilla a Vitoria y el desplazamiento a Getafe antes de que caiga el telón de los fichajes allá por la medianoche del 1 de septiembre.
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No hay grandes 'cocos' en este teóricamente amable calendario inicial y sí la sensación de que más vale sumar un puñado de puntos en este póker de partidos que precede al primer parón liguero. De inicios pobres o incluso pésimos hay bastantes experiencias recientes. También de las poco recomendables consecuencias de jugar demasiado pronto con el lastre de la presión en las botas.
Así que aunque al final de una liga suele prevalecer en la clasificación la justicia de los méritos contraídos, en este principio, por pedir, conviene reclamar unos gramos de fortuna. Esos que después, a través de un resultado positivo, se conviertan en kilos de confianza para el grupo. Ya se sabe que el pasado ejercicio se resume en la retina albiazul con el agónico penalti de Villalibre. El que concedió el ascenso en el minuto 129 en el Ciutat de Valencia.
Pero todo comenzó en realidad en Leganés (1-2). Lógicamente se recuerda menos, diluido en la bruma vacacional de agosto, pero el central Omeruo igualó el partido en el descuento para el conjunto madrileño. Balboa y Sivera, en un fallido intento de despeje, habían chocado de forma aparatosa. El VAR -determinante en el inicio y final de la campaña albiazul- anuló el gol local en Butarque por fuera de juego en el minuto 94. El conjunto alavesista pudo así estrenarse con tres puntos y una sonrisa. El guardameta, que después cuajó una temporada excelente, evitó dudas iniciales. Vaya usted a saber cómo hubieran evolucionado cuando la sombra de Pacheco resultaba aún alargada. A veces, detalles de este tipo marcan trayectorias.
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Volviendo a la actualidad, la baja por lesión de Giuliano Simeone, llamado a la titularidad en el Nuevo Mirandilla y posiblemente durante toda la temporada, aumenta sin duda la incertidumbre. La de un Alavés cuyo objetivo, a la espera de la llegada de piezas importantes, será mantenerse a flote en estas primeras jornadas. ¿La pretemporada? Dos semanas más corta de lo habitual por la disputa del play off hasta el 17 de junio y cinco partidos sin demasiadas cuestiones futbolísticas que rescatar. Sólo parte de ese duelo en Tajonar ante Osasuna (2-3) en el que pareció que el Alavés, además de su innegociable trabajo colectivo, disponía de ciertos recursos ofensivos. A favor, la continuidad de la columna vertebral del equipo y de un técnico que ha sabido exprimir los recursos. En contra, una categoría en la que no se puede vivir solo de sacrificio.
Los amistosos dejan también la incógnita sobre el esquema que Luis García utilizará en el estreno liguero. Con dos últimas pruebas ante Osasuna y Burgos en las que dispuso de tres centrales. Además de los habituales Abqar y Sedlar, Duarte en uno de los encuentros y Rafa Marín en el otro. En todos los casos con el joven Joseda en el lateral diestro. No parece descabellado que se repita el esquema. Como tampoco lo sería que tres de los cuatro centrocampistas (Guridi, Benavídez, Guevara y Blanco) entren en el primer once. Y es que a la espera de fichajes, las opciones son limitadas.
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