Examen inglés con sabor portugués

El predominio es portugués. Desde el banquillo, con Bruno Lage al frente, al vestuario, con actualmente nueve futbolistas lusos, pasando incluso por los despachos, donde el prestigioso agente Jorge Mendes, representante entre muchos otros de Cristiano Ronaldo, tiene una influencia capital en el flujo de jugadores. Su relación con uno de los históricos clubes de Gran Bretaña, fundador de la Football League en 1988, empezó en 2016. Los Wolves fueron adquiridos por el magnate chino Guo Guangchang, con una fortuna de 5,2 billones de libras. Además, se hizo con el 20% de la agencia Gestifute, la empresa del agente lisboeta.

Mendes se convirtió en la mano derecha del dueño y cambió el rumbo del Wolverhampton, que por aquel entonces militaba en Segunda. Ya no solo a través de erigirse como intermediario de los fichajes, función que practica en clubes como el Atlético de Madrid, Valencia, Oporto o Benfica, sino actuando prácticamente como un director deportivo que beneficia a sus jugadores y se lleva una comisión por ello con solo pequeñas sanciones de la UEFA.

El caso más flagrante es el de Fabio Silva. Los Wolves pagaron 40 millones por su traspaso en 2020, cuando apenas había jugado 12 partidos con el Oporto (cotiza en bolsa y sus cuentas son públicas), de los cuales 3 fueron a parar a la agencia del delantero y otros siete a Gestifute. El luso de 20 años no ha cuajado en la Premier y ayer se cerró su cesión al Anderlecht. Sin embargo, también ha llevado al Molineux Stadium jugadores de talla mundial como Rubén Neves, Joao Moutinho, Raúl Jiménez o el español Adama Traoré.